jueves, 19 de diciembre de 2019

Y la reina murió

Ahora quizás podamos comprender por qué Blancanieves se llama así. Ella es el fruto de una idea arquetípica. Su madre la reina lo ve todo en una sola imagen, dentro de un enmarcado en el que aparecen los tres colores que hemos nombrado. Ve en un instante lo que era, es y será. Ve el proceso cosmogónico completo. Y esta visión se hace efectiva, de manera que la criatura que se encarna en su vientre nacerá portando potencialmente en sí misma todo el recorrido que deberá realizar para completar la obra alquímica, lo cual, se sepa o no, cualquier ser humano trae consigo por el hecho de ser hombre, aunque no todos despiertan a su aprehensión.

Como en todo nacimiento, tiene que haber simultáneamente una muerte. Para regenerarse, se debe morir a un estado ya caduco. Separarse del Origen es doloroso, pero hay dolor y alegría a la vez, pues comienza un viaje. Descendida esa Idea arquetípica en la tierra, ahora le toca hacer el camino de retorno a su Origen, camino no exento de obstáculos y dificultades de todo tipo, que no son otra cosa que pruebas iniciáticas. A cada uno se le presentan de una manera distinta, pero su función es la misma: pulir el alma, prepararla para el encuentro consigo misma, con su Principio.




(…) Comienza así su peregrinaje: negro, blanco y rojo, ahora a la inversa, de la tierra hacia el cielo.

(continuará).

Cuaderno Aleteo de Mercurio 5.
Cuentos Tradicionales, Símbolo e iniciación.
Textos de Margherita Mangini.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Editado por Libros del Innombrable, noviembre, 2018.



jueves, 5 de diciembre de 2019

Blanca como la nieve, negra como la caoba

¡Ojalá tuviera yo una hija tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y tan negra como la madera del marco! Poco después [la reina] tuvo una hijita tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y de cabellos tan negros como la caoba, y por eso la llamó Blancanieves (1).

Queremos dar aquí algunos apuntes sobre el simbolismo de los colores, teniendo en cuenta que cada color, como cada símbolo, puede tener múltiples significados sin que éstos sean contradictorios entre sí. En particular nos interesan los tres que se destacan en este cuento, el rojo, el blanco y el negro y para ello recurrimos al libro del Tarot de Federico González, en cuyas páginas leemos lo siguiente:

Rojo. Color de la sangre, de la pasión, el amor y el corazón, constituye el fluido y fuego vital. Es el color cálido por excelencia. Blanco. Es el color de la pureza indeterminada, de la manifestación esencial expresada por la ausencia. De él proceden los demás colores a través del prisma de la atmósfera, y en él se sintetizan. Negro. En su sentido inferior el negro es el color de luto, muerte, envejecimiento y dolor. En su sentido más alto es el que precede al blanco, y del que éste extrae su razón. Si el blanco manifiesta al Ser, el negro expresa el No-Ser, o la inmanifestación. Es la muerte que antecede al nacimiento (2).
(…)

Sintetizando, estos tres colores tienen una simbólica cosmogónica y reflejan el camino que el Ser realiza de arriba abajo, pero al mismo tiempo expresan, como veremos en el próximo acápite, las etapas de la iniciación u obra alquímica, que se cumple de abajo a arriba y va del negro de la putrefacción, pasando por el blanco de la purificación, el rojo de la plena realización y la absorción final en el Negro absoluto.

(continuará)



Notas:
1. Grimm, Jacob y Wilhelm, Cuentos de niños y del hogar, vol. I y II. Ed. Anaya, Madrid, 1985.
2. González, Federico, Tarot. mtm editores, Barcelona, 2008.

Cuaderno Aleteo de Mercurio 5.
Cuentos Tradicionales, Símbolo e iniciación.
Textos de Margherita Mangini.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Editado por Libros del Innombrable, noviembre, 2018.



domingo, 1 de diciembre de 2019

Sobre la Deidad supraesencial y misteriosa

Por eso, de ninguna manera debe uno atreverse a hablar ni a pensar nada sobre la Deidad supraesencial y misteriosa fuera de lo que nos ha sido divinamente revelado por las Sagradas Escrituras. En efecto, conocer su supraesencia excede nuestra razón, conocimiento y naturaleza. Tenemos que contar con un conocimiento supraesencial para podernos elevar hacia las alturas, y en la medida que nos lo permita el rayo luminoso de la palabra de Dios, acercarnos a tan altos resplandores con la prudencia y piedad que corresponde a lo divino.

Pues, efectivamente, si hay que dar crédito a la sapientísima y veracísima teología, lo divino se le descubre a cada alma en la medida de su propia capacidad. Y se puede ver la Bondad divina, que con justicia salvadora reparte su infinitud de modo admirable entre las cosas limitadas.

Dionisio Areopagita, Los nombres de Dios.




Colección Aleteo de Mercurio 3.
Entre el No Ser y El Ser. Antología para hamacados.
Selección de textos Marc García.
Fotografías de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, septiembre, 2017.



miércoles, 6 de noviembre de 2019

“Dios es aquel a quien la mente conoce tan sólo en la ignorancia”

El alma no conoce nada a no ser aquello de lo que pueda recibir la idea, y compararla con el modelo que guarda en sí misma. De hecho, el alma tiene tan sólo el modelo de aquello que ha fluido al ser a partir de la primera causa y a través de ella misma.

De modo que el alma no tendrá conocimiento de aquello que se halla por encima de ella misma y, por lo tanto, tampoco lo tendrá de la primera causa. Pero cuando haya contemplado toda la ciencia de las demás cosas, extrayendo de éstas la primera causa e intuyendo su oposición a la nada, el alma obtendrá, de este modo, todo el conocimiento que pueda conseguir.

Y en esto consiste el verdadero ignorar: saber aquello que Dios no es, y no saber aquello que es.

Anónimo medieval, El libro de los veinticuatro filósofos.




Colección Aleteo de Mercurio 3.
Entre el No Ser y El Ser. Antología para hamacados.
Selección de textos Marc García.
Fotografías de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, septiembre, 2017.



lunes, 21 de octubre de 2019

Una tierra pura

En cierta ocasión, un monje preguntó al Maestro chan Tung Shan:

— ¿Dónde debo ir para mantenerme apartado del calor en verano y del frío en invierno?

— Bueno –dijo el Maestro con un aire muy reflexivo–, lo mejor es que vayas a un lugar donde no haga calor en verano ni frío en invierno.

— ¿Cuál es ese lugar? –preguntó el monje.

— Es el lugar donde realmente es abrasador en verano y helador en invierno –fue la respuesta.

Alexander Holstein, 100 koans del Budismo Chan.




Colección Aleteo de Mercurio 3.
Entre el No Ser y El Ser. Antología para hamacados.
Selección de textos Marc García.
Fotografías de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, septiembre, 2017.



martes, 8 de octubre de 2019

Teatro, la vida es puro teatro

“Teatro, la vida es puro teatro”, tararea el estribillo del bolero contemporáneo. Por eso no podemos finalizar estos himnos sin dejar de evocar al gran Dioniso, dios multiforme, el de las mil máscaras, el que llega y trae el regocijo y el éxtasis, el que con su vino embriagador despierta el furor mistérico, el exceso desmedido, el encuentro con lo más oculto y desconocido. Unámonos a su cortejo dejando de lado el acomodo, el miedo a la muerte, la pereza y el prejuicio. Dioniso-Baco nos lleva a las puertas del abismo, a la contemplación del ámbito sin rostro de la deidad, al encuentro con nuestra verdadera esencia supracósmica, tal su cercanía al Dios Desconocido.
Líber, en tu desenfreno y pétreo silencio se resuelve toda paradoja. ¡Vino y música nos inunden y operen la transmutación alquímica del alma!


A Dioniso y sus ménades
Braman los montes, braman los valles,
¡Evohé, Evohé!, se oye clamar al tíaso.
Llega “el Libertador”, anunciado por sus ménades
que entre aulós y címbalos avanzan serpenteando
celebrando tu llegada entre vítores y alabanzas.
Te manifiestas glorioso desde el corazón de la Tierra,
evocando, Dimorfo, tu más sagrada estirpe
mientras escoltado por fieras avanza el ruidoso séquito
esgrimiendo los tirsos ornados de hiedra y parra.


Divina locura a la que invitan tus danzas,
que de puro entusiasmo contagian al orbe entero.
Acudimos sin demora a la cita tus iniciados
entonando exaltados ditirambos,
e integrados a tu séquito nos despojamos de ceñidores.
Confundidos entre tus ménades
se arquea sin control el cuerpo
describiendo extáticos giros
al perderse el vínculo que nos ata a los sentidos.
Del tirso penden los lazos que nos unen con lo divino
y se agitan como serpientes danzando en la algarabía.

Dios inmortal del vino que mana de los manantiales,
de él se embriaga el alma del mundo
para devolver a su Origen a las presas del olvido.
A lo lejos retumba el monte y silencioso queda el fértil valle
al acompasarse a tu corazón el mío.
Atrás quedan címbalos y flautas
cuando el Misterio te rapta y tu nombre borra por siempre
esfumándolo en la Nada.

Ya no importa quiénes fuimos;
se disuelven las ilusiones y renace lo verdadero,
y tendidos exhaustos sobre la fría hiedra
se abre nuestra mirada más allá de las estrellas.
De lo más negro de la noche del alma
surge el desgarrado clamor que libre te evoca,
Dioniso, Misterioso, invocando tu llegada.
¡Evohé!


Colección Aleteo de Mercurio 6.
Himnos del Agartha.
Textos del Ateneo del Agartha.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2019.



domingo, 22 de septiembre de 2019

Teatro Sagrado

Las máscaras forman parte del teatro sagrado, íntimamente vinculado a los ritos dionisíacos, que ofrece la posibilidad, como dice la inscripción, de conocerse a sí mismo y de acceder a la Memoria original, de la que dan fe Melpómene y Talía, musas de la tragedia y la comedia respectivamente.


El Teatro es una de las artes tradicionales con las que realizar un trabajo de transmutación interna (1).

Generosa madre, el teatro nos brinda la activación de la memoria original sobre todo aquello que hemos olvidado, que no podemos recordar, y consolida paradójicamente nuestro núcleo central al que se llega en este caso por la anamnesis, la “reminiscencia” y también, como ya sabemos, por otras tantas vías tradicionales (2).

Imagen:
La tragedia y la comedia. Pintura sobre huevo de avestruz. Ana Contreras.

Notas:
1. Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, entrada: “Teatro”.
2. Federico González Frías, Tres teatro Tres, “Adenda”.

Cuaderno Aleteo de Mercurio 4.
En el Taller Hermético, Notas y bocetos alquímicos.
Ana Contreras.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2018.



lunes, 9 de septiembre de 2019

Príncipes de la Paz

Todos los seres humanos actuamos, y los reyes no son una excepción. Su desempeño puede ser patético como el de los monarcas actuales, o bien estar imbuido de alguna comprensión de la Idea o faceta que a través de su actuar se simboliza, tal el caso de los grandes reyes cultores de reinos y ciudades de la Antigüedad mítica (los reyes David y Salomón, el rey Numa Pompilio de Roma, el rey Erecteo de Atenas, etc.). ¿Y qué Idea es esa? Hermes Trismegisto lo expresa así:

La virtud del rey, es más, el solo nombre de rey, confiere la paz. Pues el rey es llamado así porque se apoya con pie ligero sobre el poder supremo, y porque es dueño de la palabra que produce la paz, y porque ha nacido para llevarla sobre el dominio de los bárbaros; y por ello el solo nombre de rey es símbolo de paz (1).

Una paz que no es una ñoñería ni tampoco pasividad, sino la conciliación enérgica de opuestos aparentemente irreductibles por obra del Amor y del dios Hermes, patrón de todas las disoluciones, coagulaciones y transmutaciones. Una efectivización de la Unidad en todos los planos de la Existencia universal y por tanto en toda situación y coyuntura temporal.

Hoy en día sigue habiendo espacios que son gobernados cabalmente con arreglo a esta ley, aunque están ocultos y suelen ser extraordinariamente pequeños. Su territorio puede no ser más vasto de lo que ocupa una habitación, y las más de las veces hay un único habitante en ellos: aquél que por alguna afortunada circunstancia se ha dado cuenta de que está ungido como rey de sí mismo y asume conscientemente el papel que le ha correspondido en el gran Teatro del Universo, es decir, su Destino.

Debemos remontarnos hasta el Renacimiento isabelino y su proyección en la Europa central de finales del siglo XVI y principios del XVII para dar con reinos que aún estaban regidos por hombres y mujeres conscientes de su alta misión actoral como príncipes de la paz y guardianes de la Tradición de Hermes (2): Rodolfo II, Federico V del Palatinado... y, claro está, Isabel I, la “Reina Hada”, “Reina Virgen” y “Gloriana Regina”.


El reinado de más de 40 años de la reina Isabel (1558-1603) significó un resurgimiento de la Tradición Hermética al margen de las espesas sombras del rigorismo religioso que se cernían sobre las luces de la intelectualidad espiritual y habían acabado por asfixiarla completamente en el ámbito de la Contrarreforma. No es casual que las artes liberales floreciesen bajo la égida de esta “actriz cósmica”, ni que en su tiempo se compusiesen libre- tos teatrales que hoy continúan transportando nuestro pensamiento a planos más elevados del ser y proporcionándonos claves para el Conocimiento (3). Libretos que fueron representados con grandeza en su época y que todavía iluminan de vez en cuando los teatros de nuestras grises ciudades —siempre que el director no sucumba a la moda de manipular la pieza para darle ‘mayor actualidad’ e introducir una ‘tensión psicológica que mantenga el interés del espectador’, y deje que sean solamente la comprensión de los parlamentos por los actores y las acotaciones del autor en el texto quienes conformen el carácter de los personajes y el desarrollo de la trama—.

Imágen:
“Retrato arco iris” de Isabel I de Inglaterra, Isaac Oliver, 1600.

1. Hermes Trismegisto, Corpus Hermeticum, XVI- II.
2. “Se cree que el romance de Johann Valentín Andreae, Las bodas químicas de Christian Rosencreutz, refleja la corte de la princesa Isabel [Estuardo] y del elector palatino en Heidelberg, y que expresa en lenguaje mítico las aspiraciones rosacruces que los rodeaban”. (Frances A. Yates, Las últimas obras de Shakespeare; una nueva interpretación.)
3. “Pero nosotros somos espíritus de otra suerte: yo, muchas veces he jugado con el amor de la mañana, y, como un guardabosque, puedo andar por las selvas hasta que los pórticos de Oriente, todos encendidos de rojo, abriéndose sobre Neptuno, con hermosos fulgores felices, conviertan en amarillo oro sus verdes ondas saladas”. (William Shakespeare, Un sueño de la noche de San Juan.)

Colección Aleteo de Mercurio 1.
La Máscara Real y su Simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza 2017.



martes, 20 de agosto de 2019

¿Quién es Venus?

Un último impulso apunta a la clave de bóveda, a la puerta estrecha que culmina los misterios del Amor, de los que nada más puede decirse salvo lo que Afrodita con su reaparición en el escenario de la cosmogonía vuelva a velar y revelar, a escribir con letras invisibles pero ardientes, atractivas, conformando un discurso indefinido e inagotable en sus múltiples manifestaciones.


¿Quién es éste que aparece ahora con la diosa siempre joven y lozana retozando por los bosques y los montes con su cortejo frenético? Es Dioniso, el privado de razón, el libertador, el que rompe las cadenas de los sentidos y atrae hacia sí a un séquito de mujeres poseídas por el furor mistérico. ¡Poderosa unión la de Venus y Baco en el alma del iniciado! Tiene la fuerza de la imantación, de jalar a sus adeptos hacia el misterio inefable gracias al franqueo de todos los límites. Las Ménades son arrancadas de su vida ordenada y al oír el son de los címbalos y las siringas abandonan su seguridad, su existencia circunscrita al rito cíclico de la vida y se lanzan durante las fiestas dionisíacas al desenfreno, al canto y la danza extenuante que desgarra los corsés de la mente, abriendo filones desde las profundidades del abismo hasta el punto más elevado del zenit. El grito, explosión de vida y de muerte, encamina el alma al altar del sacrificio. El delirio báquico no es una demencia patológica de la mente, sino un delirio intelectual que aúna la aniquilación total y el éxtasis de la liberación. Las poseídas por el dios son unas locas de amor por el conocimiento de lo que es más que humano. Han visto la máscara que porta el dios y desean fundirse con la nada vertiginosa de su otro lado inexistente. La vida de los dioses no se puede alcanzar rodando por la periferia de la rueda. Hay que atravesar murallas invisibles, círculos concéntricos guiados por Amor. Dejarse raptar por el furor dionisíaco y venusino.

El hijo de esta pareja inesperada es un ser deforme con un miembro viril siempre erecto, símbolo del eje del mundo que derrama sus semillas a toda la creación, deidad rústica de la fecundidad y los jardines, de la rueda de la vida en constante regeneración, Príapo. Con la llegada de la primavera esparce los gérmenes que la diosa, infatigable, se encargará de distribuir, religar y devolver a su origen increado.

Terminamos tal cual comenzamos, preguntándonos una vez más ¿quién es Venus?


Imágenes:
1. Abraham Janssens, Venus y Baco con Ceres.
2. Eustache Le Sueur, Venus duerme entre las nubes.

Cuaderno Aleteo de Mercurio 2.
Las Diosas se Revelan.
Mireia Valls con la colaboración de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, mayo, 2017.



lunes, 5 de agosto de 2019

El artífice de todo, la Sabiduría, me lo enseñó

Fue él quien me concedió un conocimiento verdadero de los seres,
para conocer la estructura del mundo y la actividad de los elementos,
el principio, el fin y el medio de los tiempos,
los cambios de los solsticios y la sucesión de las estaciones,
los ciclos del año y la posición de las estrellas,
la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras,
el poder de los espíritus y los pensamientos de los hombres,
las variedades de las plantas y las virtudes de las raíces.
Cuanto está oculto y cuanto se ve, todo lo conocí,
porque el artífice de todo, la Sabiduría, me lo enseñó.


Del Libro de la Sabiduría de Salomón.

Colección Aleteo de Mercurio 3.
Entre el No Ser y El Ser. Antología para hamacados.
Selección de textos Marc García.
Fotografías de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, septiembre, 2017.



sábado, 20 de julio de 2019

Sabiduría y Amor


Finalizamos esta invocación a la diosa con la continuación del himno que le dedicara Proclo, que la adoptó como su guía y protectora mientras estuvo a la cabeza de la Academia neoplatónica de Atenas:

Escúchame, tú que irradias una luz pura de tu rostro;
dame un puerto feliz a mí, errante en la tierra,
da a mi alma de tus sacras palabras luz pura,
sabiduría y amor; infunde en mi amor una fuerza
tan grande y de tal clase que me saque
de nuevo de las cavidades terrestres rumbo al Olimpo hasta la morada de tu padre.

Y si una infausta vicisitud de mi vida me domina
—pues sé que soy atormentado ya de un lado ya de otro, por muchas
acciones impías, que cometí con ánimo insensato—,
sé propicia, dulce consejera, salvadora de mortales, y no dejes que
sea presa y botín para las horrendas Vengadoras
postrado en tierra, porque suplico ser tuyo.
Da a mis miembros una salud firme e indemne,
y aleja la multitud de odiosas enfermedades que consumen la carne,
sí, suplico, reina, y con tu mano divina
haz cesar toda desgracia de negros dolores.
Da a mi vida, en su travesía, vientos en calma,
hijos, matrimonio, gloria, felicidad, gozo amable,
persuasión, charla de amigos, espíritu sutil,
fuerza contra los enemigos, sitio de preferencia entre el pueblo.
Escucha, escucha, reina; llego a ti invocando con abundantes plegarias,
por imperiosa necesidad; y tú presta oído favorable (1).

1. Proclo, “A Atenea, muy prudente”, (extracto).

Imagen:
Richard Cosway, Minerva y Cupido.

Cuaderno Aleteo de Mercurio 2.
Las Diosas se Revelan.
Mireia Valls con la colaboración de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, mayo, 2017.



viernes, 5 de julio de 2019

A los Iniciados del Crepúsculo


Ser testigo y dar testimonio del Misterio,
dar fe de lo Uno sin par,
y hablar del silencio de su nombre impronunciable.
Loados sean los dioses, potencias divinas que lo manifiestan:
desde Egipto, pasando por Grecia y Roma, Alejandría y las potencias de la Gnosis;
las tradiciones del libro y la Cábala, la historia sagrada de Occidente;
las tradiciones orientales y precolombinas,
pues todas ellas expresan lo sagrado a través del tiempo.

Por eso, mediante las labores de Saturno,
el iniciado se empeña en encontrar claves simbólicas,
llaves que abren las puertas de la Obra divina:
a la que el alquimista se suma con gran paciencia y tesón,
así, cuando comprende su esencia,
queda maravillado de los prodigios de la Naturaleza.

Y entonces,
entonces abre su alma al vuelo del espíritu.
Y todo ello por querer conocerlo todo sin saber nada de nada,
pues la ignorancia es el suelo que pisamos a diario en nuestro quehacer sacro.

En hora tardía,
como si de un anunciado ocaso se tratara,
alzamos nuestra mirada al Cielo y con los pies en la tierra,
recordamos la Dignidad del hombre proferida por Pico:

Te he puesto en el centro del mundo
para que más cómodamente observes cuanto en él existe.
No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal,
con el fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo,
te informases y plasmases en la obra que prefirieses.
Podrás degenerar en los seres inferiores que son las bestias,
podrás regenerarte, según tu ánimo,
en las realidades superiores que son divinas
(1).

Sabedores de que Eros es la fuerza que cohesiona toda la creación,
a este dios “pícaro y sinvergüenza” pues, nos encomendaremos;
no en vano reúne las energías de Marte y Venus en cópula celestial,
en la perpetua conjugación de contrarios.

Rastrearemos, pues, en nuestro quehacer cotidiano,
el simbolismo derramado por los iniciados de la cadena Áurea:
recorreremos el laberinto,
viviremos el mito,
seremos peregrinos y actores,
subiremos y bajaremos del Cielo a la Tierra,
cuales seres pneumáticos encarnando la Cosmogonía,
e, inspirados por las meditaciones cabalísticas,
buscaremos la salida del Cosmos,
vieja prebenda otorgada por el Creador al Hombre Verdadero:
la Libertad por el Conocimiento.

Con el Recuerdo del Ahora siempre presente,
a través de la Historia Sagrada de Occidente,
estamos atentos y, de forma consciente,
siempre empeñados en el cultivo de la voz sagrada,
cada vez menos escuchada,
cada vez menos comprendida, y hasta negada.
Pues vivimos el tiempo de una humanidad cada vez más alejada
de los dioses que habitan el alma del hombre y del mundo.
Y entonces, su recuerdo se tiñe de olvido.
Sean pues las siete cuerdas de la lira de Orfeo,
las siete vibraciones que la melodía de las esferas danza,
las siete cifras de construcción cósmica y el sintético sello de Salomón.
Ahora que el carro de Helios se muestra en toda su majestad cíclica, cantamos:

¡Evohé Bacantes!

De Tracia a Eleusis: ¡Fastos en honor a Dioniso!
Pues el logos divino que emana de Apolo,
alumbra los ciclos y vive en el alma del iniciado.
Somos avatar,
y nos permitimos persistir en nuestra entrega anónima
para ser testigos y dar testimonio del Misterio,
dar fe de lo Uno sin par,
y hablar del silencio de su nombre impronunciable.

1. La cita es de Pico de la Mirándola. Discurso sobre la Dignidad del Hombre.

Colección Aleteo de Mercurio 6.
Himnos del Agartha.
Textos del Ateneo del Agartha.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Recientemente editado en abril del 2019 por Libros del Innombrable, Zaragoza.



miércoles, 19 de junio de 2019

Nos sumamos a este Hilo de Oro


De lo más interno y oculto de la caverna, del corazón del Ser o Agartha, se expande en espiral un encadenado de letras, el Fiat Lux despertador de las Potencias que atentos oídos escuchan y repiten y vuelven a recrear orquestando una sinfonía que ejecutan todos los integrantes de la Cadena Áurea. Ésta es nuestra minúscula contribución, sin pretensiones particulares sino como la expresión de la imperiosa necesidad de ser, de saborear la esencia de la Vida y de devolver lo aprehendido.

Nos sumamos a este Hilo de Oro, a las sagas de los antiquísimos Himnos Sumerios, seguidos por los que salmodiaron los Egipcios, los Órficos, los Homéricos, los del rey David, los de Proclo y los de innumerables cantores precolombinos como es el caso del gran rey tolteca Nezahualcoyótl, o entidades iniciáticas de distintas tradiciones que a lo largo del tiempo han entonado tantos himnos de agradecimiento y de vivificación de la Memoria y el Dios Desconocido. (...)

Inspirados por las palabras de nuestro guía, levantemos las copas y brindemos:

Los herederos de los bardos nos hemos declarado en huelga, se proclama la rebelión de los poetas, un tono gremial empapa esta página. La urgencia de actuar inmediatamente, con velocidad fugaz, en minúsculos toques de atención para que la humanidad despierte. La imperiosa necesidad de un metalenguaje que genere otros códigos, para que el poeta pueda cumplir tan noble como antiguo oficio. ¡Devuélvase al bardo el don de la profecía! ¡Que se sepa que somos un honorable personal jerarquizado y que nuestros antecedentes son sagrados! Venimos de la casta de Homero, de Virgilio, de Dante, de la de los trovadores de todos los pueblos. Señores, formemos una corporación parlante, una estructura audible. Una organización sonora que sea como un templo, como una caja de resonancia, para que la Inspiración pueda recibirse y la Música y la Poesía se expandan por el Mundo entero (1).


Desde el Agartha, invisible como el centro de la rueda, se salvaguarda esta enseñanza intemporal y se disparan las flechas hacia todo el contorno del círculo.

Al Agartha
Centro oculto,
centro de centros,
corazón de la montaña,
cúbrenos con tu manto estrellado,
protégenos dentro de tus linderos inviolables.
Al nombrarte, Agartha,
desaparecen todos los rostros,
las almas convocadas se saben instrumentos del Rey del Mundo,
y entonan un canto unánime.
Poderoso Legislador,
nos plegamos a tus designios.
Abandonando luchas y afanes,
nos adherimos a la Norma
e integrados en el plan divino
nos acercamos a la luz inmaterial
que se proyecta desde lo más interno de la ciudad subterránea.

Centro oculto,
centro de centros,
núcleo de inmortalidad,
aunque nos sabemos seres transitorios,
unos “tristes mierdas de origen divino” (2),
hacemos memoria día tras día
para mantener viva la llama que nunca se apaga,
salvaguardando el germen origen de cualquier eón
y la esencia indestructible no sujeta a los cambios.
Ignoramos el día y la hora del cierre de la función,
mas no desfallecemos en el empeño de encarnar el Ser
para soltarlo en un instante,
fugaz,
imprevisto,
por el que se cuele el rocío celeste
que haga resucitar de las viejas cenizas, un Mundo Nuevo.



1. Federico González, En el vientre de la ballena. Textos alquímicos.
2. La cita es de Federico González, Rapsodia.

Colección Aleteo de Mercurio 6.
Himnos del Agartha.
Textos del Ateneo del Agartha.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Recientemente editado en abril del 2019 por Libros del Innombrable, Zaragoza.



miércoles, 5 de junio de 2019

Pensad en vuestro origen


Culmina la tercera velada de la Máscara Real, y con ella contemplamos el último grabado en el que aparece la sirena Parténope, la joven virgen frigia que había hecho votos de castidad; enamorada, no los quiere romper y se retira a la campiña de la región de Campania, consagrándose a Dioniso por siempre más. Afrodita la acaba transformando en Sirena. También entra de nuevo en escena Ulises que nos viene a recordar las palabras que dirige a su tripulación, y que Dante así escribe en su Divina Comedia:

—Pensad, pensad en vuestro origen. Vosotros no habéis nacido para vivir como brutos, sino para alcanzar virtud y conocimiento. Con esta corta arenga infundí en mis compañeros tal deseo de continuar el viaje que apenas los hubiera podido detener después. Y volviendo a la popa hacia el oriente, de nuestros remos hicimos alas para seguir tan desatendido viaje... (1).

Así, pensando en nuestro origen e interesados solamente en realizar ese viaje espiritual, esa recuperación de un estado de la conciencia más allá de los mares del mundo intermediario, o del Alma del Mundo, nos subimos a la nave Argo, la negra nave que de ser beneficiada por la influencia de Neptuno, arribará a la tierra mítica que guarda el Vellocino de Oro. La Máscara Real concluye con el grabado de este navío al que se nos invita a subir, y a remar en dirección a una meta liberadora.

Impulsada por el viento, con las velas hinchadas, navegaba la Argo al amanecer, cuando la Aurora se encaminaba el mundo infinito, hacia la extremidad del Inhóspito (2).

Sabemos que las evocaciones sugeridas sobre los grabados de este libro pueden estar muy alejadas de las lecturas histórico-políticas-estéticas que se han hecho de esta Máscara Real, pero para nosotros esa es la grandeza del símbolo: su enseñanza no se enturbia, ni disminuye, ni desaparece por la estrechez de miras del observador. Es más, para aquél que se acerca totalmente permeable al potencial transmutador de la Vía Simbólica, puede ir descubriendo un discurso oculto, pero real, veraz, operativo y entroncado con una Sabiduría Perenne, que es la que alimenta todos los mitos evocados en los grabados; profundizar y meditar en el entramado que van tejiendo supone un rito altamente purificador. Estamos invitados, guiados por el soplo de Hermes... El vasto campo de la Cosmogonía se abre ante nosotros, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio para conducirnos a un ámbito en el que todo es permanente actualidad. Seguirlo o no sólo depende de nuestra libre elección.

1. Dante. La Divina Comedia.
2. Porfirio. Argonáuticas Órficas.

Imagen:
Grabado de Franciscus Tramullas. 11ª. Lámina de la Mascarada Real.
1 Carro de Parthenope y Ulises, 2 Nave de Argos, 3 Templo de Neptuno.

Colección Aleteo de Mercurio 1.
La Mascara Real y su Simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Libros del Innombrable, marzo, 2017.



martes, 21 de mayo de 2019

Yo soy tú


En pleno invierno, en el instante de la máxima concentración, en la Oscuridad más absoluta, aparece un rayo y con él la idea de inventar el Mundo. Según la teoría de la Tsimtsum cabalística, En Sof, o sea el Infinito, aquello que no es finito, que no tiene límites, el No Ser, en un acto misterioso de autolimitación se retira de sí mismo para dar lugar a un espacio vacío en cuyo seno se determina un punto luminoso. En esa concentración o contracción que acontece en el interior de En Sof y no fuera de él, se origina esa primera afirmación, un punto de luz en el regazo de la Vacuidad que la Cábala denomina Kether, el Principio a partir del cual se generará la emanación expansiva de todo lo que es susceptible de ser, lo cual no está fuera del No Ser, no lo contradice, ni lo niega, porque el Infinito abarca todas las posibilidades, tanto las inmanifestadas como las que vienen a manifestarse.
Ese espacio vacío en medio del negro de En Sof podría ser visto como una página en blanco en la que al ser fecundada por el rayo divino, se determina un Origen.
La deidad cumple entonces el mayor sacrificio derramando su sangre en la copa del Ser, que, partiendo de ese Principio Único, se desdobla en la Sabiduría y la Inteligencia para conocerse a Sí Mismo. Se trata entonces de tres principios en uno, relacionados con los tres principios ontológicos –y en otro sentido con las tres fases de la Gran Obra alquímica–, que darán lugar al despliegue de toda la Manifestación, la cual está ya incluida en potencia en la Triunidad que encabeza el Árbol de la Vida cabalístico.


Cuaderno Aleteo de Mercurio 5.
Cuentos Tradicionales. Símbolo e iniciación.
Textos de Margherita Mangini.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Editado por Libros del Innombrable, noviembre, 2018.



domingo, 5 de mayo de 2019

De corazón a corazón

De entrada, la resolución del Rey dejó el trazo de su retrato en la transparencia suprema. Una llama oscura brotó del estremecimiento del Infinito, en el encierro de su encierro, como una forma en lo informe, inscrita sobre el sello (1).

Dijo Dios: “Haya Luz”, y hubo Luz (2).


Y se manifestó la Voluntad divina como un haz de Luz que alumbró la primera afirmación de lo Divino, Olam ha Atsiluth o mundo de las Emanaciones, infinitamente pequeño, que sin embargo contiene potencialmente en la Idea la Totalidad de lo que puede llegar a Ser.
El plan divino seguirá proyectándose hasta su concreción material a través de ese mismo rayo por el que quedan unidos el corazón del Cielo al corazón del hombre conforme a una sola Voluntad, la del Uno y Único, con la que se sella esa primera Alianza que se reflejará en cada unión promoviendo el reconocimiento y la anamnesis y que constituye la referencia por antonomasia en toda búsqueda.
Ese eje luminoso señala nuestro Origen y nuestro Destino, y su luz es la Luz de la Verdad, vehiculada por la Tradición y la Enseñanza, que llega al hombre que la reconoce en su corazón para guiarle camino de vuelta.
Somos hijos de la Luz, tal vez lo único que necesitamos saber, pues como dice el sabio, “lo necesario es suficiente” (3).

1. Zohar, Bereshit, citado por Federico González y Mireia Valls en Presencia Viva de la Cábala.
2. Biblia de Jerusalén, Gn. 1:3.
3. Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, entrada: “Necesidad”.


***

Las imágenes que destellan lo sacro son los símbolos que nos llevan a otras realidades. Por lo que conocer el significado de lo que revelan es conocer esas realidades que velan y desvelan simultáneamente los númenes. En este sentido se constituyen en mojones necesarios en la Vía del Conocimiento.

Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, entrada: “Sagrado y profano”.

Colección Aleteo de Mercurio 4.
En el Taller Hermético. Notas y bocetos alquímicos.
Ana Contreras.
Editado por Libros del Innombrable, junio, 2018.



sábado, 20 de abril de 2019

El Ser es un punto en la infinitud del No Ser

Comprendiendo la identidad entre el Ser universal, el Todo y el Sí-Mismo, la entera manifestación de los principios se nos presenta como una revelación. Se habrá llegado entonces a conocer la unidad del Ser, sin división ni extensión de ningún tipo, motivo por el cual no puede tener par. 


Sin embargo, esa realidad que a nivel cósmico es la más alta, no es sino un punto afirmado en las posibilidades infinitas del No Ser. Por lo que el Ser es un punto en la infinitud del No Ser (o de lo supracósmico, o del Supra-Ser o del Hipertheos realmente incondicionado) e inversamente el No Ser es un punto presente en todo lo que es. La unidad actúa como símbolo y conecta a la unidad aritmética (que será generadora de la serie numérica) con la unidad metafísica, que también pudiera signarse con el cero aritmético.

Federico González, El Simbolismo de la Rueda.

Colección Aleteo de Mercurio 3.
Entre el No Ser y El Ser. Antología para hamacados.
Selección de textos Marc García.
Fotografías de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, septiembre, 2017.



viernes, 5 de abril de 2019

La perfecta sabiduría del alma

Pues bien, la perfecta sabiduría del alma, mientras hace uso del cuerpo, consiste en reconocer de dónde ha salido y la fuente de la que proviene. De ahí aquel dicho que un autor empleó en un tono serio entre otros de carácter alegre y mordaz:

Del cielo cayó el “conócete a ti mismo”.


Bien es verdad, según cuentan, que ésta es una respuesta del oráculo de Delfos. A cierto personaje que le consultaba el camino que llevaba a la felicidad, le contestó:

Conociéndote a ti mismo.

Esta sentencia, además, está grabada en una inscripción en el frontón del propio templo délfico. No obstante, como hemos dicho, para el hombre sólo hay una forma de conocerse: volverse hacia los primeros comienzos de su origen y de su nacimiento y no buscarse fuera de uno mismo.

Macrobio, Comentarios al Sueño de Escipión.

Colección Aleteo de Mercurio 3.
Entre el No Ser y El Ser. Antología para hamacados.
Selección de textos de Marc García.
Fotografías de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, septiembre, 2017.



miércoles, 20 de marzo de 2019

La autogeneración de Brahma

Este (universo) existía en forma de Oscuridad, impercibido, desprovisto de marcas distintivas, incomprensible mediante el razonamiento, incognoscible, como si estuviera profundamente sumergido en un profundo sueño.
Entonces el divino Autoexistente (Svayambhn, un epíteto de Brahma), indiscernible (pero) haciendo todo esto –los grandes elementos y los restantes– discernibles, aparece con irresistible poder creador, disipando la oscuridad.
Él, que puede ser percibido (sólo) mediante el órgano interno (Atindriya, literalmente el espíritu o mente “más allá de los sentidos”), que es sutil, indiscernible y eterno, que contiene todos los seres creados y es inconcebible, se muestra por su propio deseo.
Él, deseando crear seres de distinto tipo de su propio cuerpo, con un pensamiento creó primero las aguas, y ubicó (su) semilla en ellas.


Esa (semilla) se transformó en un huevo de oro, de igual brillo que el sol; de ese (huevo) él mismo nació como Brahma, el progenitor de todo el mundo.
Las aguas son llamadas naras (porque) las aguas son, en realidad, un vástago de Nara; por ser ellas su (de Brahma) primera residencia (ayana), él desde entonces es llamado Narayana.
Por esa (primera) causa que es indiscernible, eterna y a la vez sat (existente) y asat (no existente), fue creado el primer varón (Purusha), que es conocido en este mundo (bajo el nombre de) Brahma.
El divino residió durante un año completo en ese huevo, entonces él mismo por su (solo) pensamiento lo dividió en dos mitades.
Y de esas dos mitades formó los cielos y la tierra, entre ellos la esfera del medio, los ocho puntos del horizonte y la morada eterna de las aguas.

Del Manvadharmashastra o Manusmriti, más conocido como Las Leyes de Manú.
Citado en Dioses, Diosas y Mitos de la Creación, de Mircea Eliade.

Colección Aleteo de Mercurio 3.
Entre el No Ser y El Ser. Antología para hamacados.
Selección de textos de Marc García.
Fotografías de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, septiembre, 2017.



martes, 5 de marzo de 2019

La conquista de la libertad

La lanzadera sube y baja. Su descenso, como hemos visto, señala el camino de la manifestación, la encarnación, la humanización y toda su organización que da nacimiento a una cultura. Cuando el ser humano aplica las leyes cosmogónicas a su vida y quehaceres, todo deviene un rito y un soporte de conocimiento. En este sentido, hay otro mito significativo que tiene como protagonistas a Atenea y Aracne. (...)


Pero cuando lo humano se mide con lo suprahumano, por soberbia, estupidez o ignorancia, tiene las de perder. Lo suprahumano no es un “derecho” que el hombre pueda reclamar, ni mucho menos comprar o exigir. Es cierto que lo supranatural habita en el ser humano, lo conforma, pero tomar conciencia de ello y conocer esos estados de conciencia superiores, universales y arquetípicos, implica desapegarse de concepciones limitadas y erróneas que tienen un común denominador: el punto de vista de una dualidad irresoluble. Se trata, pues, de acallar la razón y reconocer su limitación, de dejar de acreditar en la psicología (y el ego individual), de no confundir lo suprahumano con todas las variantes de lo fenomenológico: la parapsicología, la telepatía y cualquier magia de intenciones posesivas, etc. O sea, nacer a una nueva concepción. (...)
Hay que sacrificar lo humano (y no caer en la literalidad del asunto) para experimentar lo suprahumano y ni que hablar de lo supracósmico. Muerta Aracne, se perpetúa su enseñanza en la araña, animal que teje telas en círculos concéntricos entorno a un centro inmutable e invisible, con un hilo que fabrica y sale de sí misma, y que le permite realizar un recorrido axial, pues tan pronto la vemos descender como ascender rápidamente hasta el techo, tal cual el viaje del alma, que al entrar en el cosmos, cae y cae hasta su encarnación, y de ahí inicia el camino contracorriente a la conquista de su libertad, que la llevará, si es valiente, generosa, paciente y sabia, a rasgar la clave de bóveda, produciéndose el despertar en su auténtica morada, como expresa la leyenda de La Bella Durmiente del bosque; ya que es posible ver al alma como sumida en un sueño, el de la existencia, a la que se precipita cuando la joven princesa se pincha con el huso, abismándose cada vez más en el olvido... del que sólo despierta cuando Amor la besa. Así recupera la memoria del Origen y la posibilidad de salir de los estrechos límites del Universo. Por lo que se trata de redireccionar la visión, o como apunta Federico González en la Carta al Lector del nº 31-32 de la revista SYMBOLOS, de realizar un viaje contracorriente:

O sea, que habiendo puesto nuestra Voluntad (libre albedrío) al servicio de la Providencia —interviniendo en ello la fe— accedemos a un Destino que ha sido nuestra Necesidad. Pero una vez que comprendemos ese Destino, es cuando se traduce en términos de Voluntad —a ese Destino— y éste es capaz de llevarnos nuevamente a su fuente inspiradora, es decir a la Providencia Divina —que lo es todo—, y ser absorbidos por su Inteligencia, en íntimo contacto con su Sabiduría. Esta inversión nos daría una pauta, tal vez sorprendente para quienes consideran la historia sólo desde un punto de vista lineal y de desarrollo indefinido. Es decir, que pudiéramos estar condicionados por nuestro futuro, tanto como por el pasado. Igualmente esta actitud capaz de liberarnos de la pesada carga de una concepción falsa podría ser liminar en cuanto a una nueva visión de lo simultáneo.


Cuaderno Aleteo de Mercurio 2.
Las Diosas se Revelan.
Mireia Valls con la colaboración de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, mayo, 2017.

Imágenes:
1. Atenea y Aracne. Jacobo Tintoretto, Galería Uffizi, Florencia.
2. Atenea corre y descorre el manto celeste, vela y desvela la realidad metafísica. Luca Giordano, Palazzo Medici Riccardi, Florencia.

Nota:
Y por ahora, llegamos a término de nuestro recorrido de la mano de las tejedoras del universo para dar un salto prodigioso, hacia la bóveda celeste y hamaquearnos entre el No Ser y El Ser.



miércoles, 20 de febrero de 2019

Hilar y deshilar, expansión y contracción


El ser humano nace para conocer su auténtica identidad; ésta es una necesidad siempre latente, pero no todos los hombres y mujeres la hacen consciente ni eligen el camino de autoconocimiento. Muchos, haciendo uso de su libre albedrío, optan por la distracción, se conforman con explicaciones cómodas, parciales, fragmentadas; permanecen en el umbral de la puerta o bien amarrados a puerto por el miedo o pereza que les produce emprender el viaje. Otros sí se lanzan a la travesía, pero ante los peligros y tentaciones sucumben y se quedan complacidos o muy frustrados e insatisfechos, tejiendo y destejiendo indefinidamente el tapiz de la existencia, como la Penélope homérica, que de noche deshilaba lo trabajado durante el día para recomenzar la tarea en la jornada siguiente, y así hasta el regreso de Odiseo.


Pero el quehacer de Penélope tiene una doble significación: por un lado podría leerse como la simple rutina, cada vez más monótona y estéril, un gesto automático que, transpuesto a la vida del ser humano, convierte su existencia en una prisión sin sentido ni escapatoria, y en relación con el devenir del universo, implica una concepción mecánica y rígida de la “gran máquina del Mundo”. Aunque hay otra lectura: se trataría en este caso de una estrategia que en su dimensión ritual y aplicando las precisas leyes de la cosmogonía, haría que Penélope (y como ella cualquier ser humano) generase y erigiese cada día el mundo, la obra creacional simbolizada por el tapiz, e inmediatamente lo destruyera, repitiendo así el movimiento de expansión y de contracción por el que toda la manifestación retorna a su Principio. Con el albor de una nueva jornada se iniciaría otro ciclo, donde todo sería nuevo y regenerado, pues aunque el modelo y la ley son arquetípicas, su expresión y producciones resultan siempre vírgenes; así es la vida del Ser que se expresa a través del espacio y del tiempo, los cuales no son algo mecánico ni un fin en sí mismos, sino un espacio y un tiempo vivos, cualitativos, significativos, que al marcar unos límites permiten ser trascendidos. De hecho, Penélope teje y desteje el sudario de su suegro Laertes ritualizando de este modo el gesto o latido prototípico del universo y de sí misma; pero cuando regresa su marido y lo reconoce gracias a la señal secreta que sólo ambos saben, se libera de toda dualidad (simbolizada por el hilado y el deshilado), o sea de la obra demiúrgica, y puede acceder al estado de Unidad.

Cuaderno Aleteo de Mercurio 2.
Las Diosas se Revelan.
Mireia Valls con la colaboración de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, mayo, 2017.

Imágenes:
1. John William Waterhouse, Penélope y los pretendientes.
2. Pinturrichio, El regreso de Ulises.



martes, 5 de febrero de 2019

Mitos de las tejedoras del universo


En los panteones de muchas culturas figuran una o más diosas cuyos atributos están relacionados con la tejeduría: las Moiras y Atenea en Grecia y sus análogas romanas, las Parcas y Minerva respectivamente; la diosa Ixchel en la civilización Maya; Izanami en Japón, así como personajes míticos y legendarios, tal la Noemá bíblica, la diestra Aracne y las innumerables hadas, viejecillas o brujas de muchos cuentos populares de alrededor del mundo. (...)
Empecemos por las Moiras —nombre que en griego significa “la porción asignada”—, que atendiendo a una de sus genealogías son entidades preolímpicas hijas de Nicte (la Noche), por tanto deidades antiquísimas y primordiales. Son tres hermanas: Cloto (“la hilandera”), la que hila y preside los nacimientos; Láquesis (“la suerte”), la que devana y es patrona de los matrimonios; y la tercera, Atropos (“la inflexible”), que corta el hilo de la madeja cuando llega la hora, siendo su dominio la muerte.
Se vinculan con el Destino, que juntamente con la Necesidad y la Providencia conforman la trilogía con la que muchos sabios, entre los que destaca Platón, explican el orden del Cosmos, su despliegue y su reabsorción.


Las Parcas o Moiras actúan como señoras del devenir y velan para que éste se cumpla. Una se ubica en la puerta de entrada del cosmos, y preside los alumbramientos de todos los seres, su acceso a la vida, a la manifestación, y por tanto a la idea de la caída con la que se apareja, a la de la encarnación, la solidificación y el consecuente alejamiento de la esencia espiritual. La segunda preside las indefinidas alianzas a todos niveles que acontecen en el seno del Ser: con el hilo que devana realiza los matrimonios entre lo celeste y lo terrestre, lo divino, lo humano y lo infrahumano, o sea que teje la malla cósmica y sus múltiples relaciones y vinculaciones, tanto descendentes como ascendentes, así como las que se expanden en los planos horizontales. Y finalmente, Atropos abre y cierra la puerta de la muerte, que simboliza la salida del Cosmos, de lo perentorio, y el acceso al “reino” de la Eternidad; hace cumplir el inexorable destino de la manifestación, ser un símbolo que debe ser traspasado para acceder a lo Infinito y Eterno, que es lo único real.
Estas entidades relacionadas como vemos con el tiempo, imagen móvil de la eternidad —tal como decían Platón y los textos del Corpus Hermeticum—, guardan también una vinculación con Jano, deidad que abre y cierra las puertas de la existencia, la de la entrada y la de la salida del Cosmos. El dios romano suele tener un rostro mirando al pasado, otro al futuro y el tercero invisible (aunque a veces también se explicita), que corresponde al presente, ese eje vertical análogo a la rueca de las Parcas que, engarzando todos los mundos o estados del ser por su centro, da la posibilidad de salir de la rueda de la vida y conectar con lo que ya no está condicionado por nada.

Cuaderno Aleteo de Mercurio 2.
Las Diosas se Revelan.
Mireia Valls con la colaboración de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, mayo, 2017.

Imágenes:
1. La mujer y su tapiz son una sola realidad con el cosmos.
2. Las tres Parcas, grabados de P. P. Rubens.



lunes, 21 de enero de 2019

Las tres hilanderas


Al principio de esta aventura, el azar nos ha llevado al cuento de los hermanos Grimm Las tres hilanderas y por éste hemos decidido empezar, conscientes de que desde cualquier punto de la circunferencia de la rueda (o la rueca) podemos comenzar a estirar el hilo que nos conducirá al centro. Se dice que “un viaje de mil millas comienza ante tus pies” (1).
Tal como sucede con el simbolismo del tejido, una primera mirada nos muestra la superficie de la obra, pero si nos fijamos bien, podemos ir más a fondo y ver el trabajo de entrelazamiento de hilos que está detrás, o sea su estructura, la trama y la urdimbre que conforman ese tejido. En este sentido, es asombroso constatar como, poco a poco, comienza a emerger una red de relaciones indefinidas en profundidad, que daría para escribir páginas y páginas. Pero para que la pieza sea llevada a cabo y pueda ser, tiene que haber un límite; vamos a ver entonces hasta dónde nos lleva Átropo, que es, de las Moiras, la que corta el hilo. (...)
Está claro que las tres hilanderas son las tres Moiras, o Parcas —entidad una y trina—, deidades muy antiguas, hijas de la Noche según Hesíodo.

(Continuará...)

1. Tao Te Ching.


Cuaderno Aleteo de Mercurio 5.
Cuentos Tradicionales, Símbolo e iniciación.
Textos de Margherita Mangini.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Recientemente editado por Libros del Innombrable, noviembre, 2018.