martes, 21 de mayo de 2019

Yo soy tú


En pleno invierno, en el instante de la máxima concentración, en la Oscuridad más absoluta, aparece un rayo y con él la idea de inventar el Mundo. Según la teoría de la Tsimtsum cabalística, En Sof, o sea el Infinito, aquello que no es finito, que no tiene límites, el No Ser, en un acto misterioso de autolimitación se retira de sí mismo para dar lugar a un espacio vacío en cuyo seno se determina un punto luminoso. En esa concentración o contracción que acontece en el interior de En Sof y no fuera de él, se origina esa primera afirmación, un punto de luz en el regazo de la Vacuidad que la Cábala denomina Kether, el Principio a partir del cual se generará la emanación expansiva de todo lo que es susceptible de ser, lo cual no está fuera del No Ser, no lo contradice, ni lo niega, porque el Infinito abarca todas las posibilidades, tanto las inmanifestadas como las que vienen a manifestarse.
Ese espacio vacío en medio del negro de En Sof podría ser visto como una página en blanco en la que al ser fecundada por el rayo divino, se determina un Origen.
La deidad cumple entonces el mayor sacrificio derramando su sangre en la copa del Ser, que, partiendo de ese Principio Único, se desdobla en la Sabiduría y la Inteligencia para conocerse a Sí Mismo. Se trata entonces de tres principios en uno, relacionados con los tres principios ontológicos –y en otro sentido con las tres fases de la Gran Obra alquímica–, que darán lugar al despliegue de toda la Manifestación, la cual está ya incluida en potencia en la Triunidad que encabeza el Árbol de la Vida cabalístico.


Cuaderno Aleteo de Mercurio 5.
Cuentos Tradicionales. Símbolo e iniciación.
Textos de Margherita Mangini.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Editado por Libros del Innombrable, noviembre, 2018.



domingo, 5 de mayo de 2019

De corazón a corazón

De entrada, la resolución del Rey dejó el trazo de su retrato en la transparencia suprema. Una llama oscura brotó del estremecimiento del Infinito, en el encierro de su encierro, como una forma en lo informe, inscrita sobre el sello (1).

Dijo Dios: “Haya Luz”, y hubo Luz (2).


Y se manifestó la Voluntad divina como un haz de Luz que alumbró la primera afirmación de lo Divino, Olam ha Atsiluth o mundo de las Emanaciones, infinitamente pequeño, que sin embargo contiene potencialmente en la Idea la Totalidad de lo que puede llegar a Ser.
El plan divino seguirá proyectándose hasta su concreción material a través de ese mismo rayo por el que quedan unidos el corazón del Cielo al corazón del hombre conforme a una sola Voluntad, la del Uno y Único, con la que se sella esa primera Alianza que se reflejará en cada unión promoviendo el reconocimiento y la anamnesis y que constituye la referencia por antonomasia en toda búsqueda.
Ese eje luminoso señala nuestro Origen y nuestro Destino, y su luz es la Luz de la Verdad, vehiculada por la Tradición y la Enseñanza, que llega al hombre que la reconoce en su corazón para guiarle camino de vuelta.
Somos hijos de la Luz, tal vez lo único que necesitamos saber, pues como dice el sabio, “lo necesario es suficiente” (3).

1. Zohar, Bereshit, citado por Federico González y Mireia Valls en Presencia Viva de la Cábala.
2. Biblia de Jerusalén, Gn. 1:3.
3. Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, entrada: “Necesidad”.


***

Las imágenes que destellan lo sacro son los símbolos que nos llevan a otras realidades. Por lo que conocer el significado de lo que revelan es conocer esas realidades que velan y desvelan simultáneamente los númenes. En este sentido se constituyen en mojones necesarios en la Vía del Conocimiento.

Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, entrada: “Sagrado y profano”.

Colección Aleteo de Mercurio 4.
En el Taller Hermético. Notas y bocetos alquímicos.
Ana Contreras.
Editado por Libros del Innombrable, junio, 2018.