sábado, 19 de junio de 2021

La Máscara Real y su Simbólica

4. La Comitiva de la Aurora y El Carro del Sol

El paso de la oscuridad de la noche al derroche de luz del día viene anunciado por la Aurora; y aquí llega ella, como una lozana amazona, precediendo al sol y trayendo consigo los colores y las luces, las cuatro estaciones y los 12 signos del zodíaco, las Musas y los Vates a los que las cantoras de la Cosmogonía inspiran, amenizado todo el conjunto por el baile circular de las Tres Gracias y por Anfión, Arión y Lino, tres personajes míticos vinculados de algún modo con Apolo por ser cantores, músicos, inventores del ritmo y la melodía, e incluso del tercero se dice que fijó definitivamente los caracteres del alfabeto fenicio.


Es obvio que a través del desfile de todas estas deidades se está presentando al amplisímo campo de la mitología y de las artes liberales como el depositario de las enseñanzas cosmogónicas, ocupando un lugar principal la astronomía, la música y la aritmética.


Apolo, el que gobierna el carro de las nueve Musas, el que tañe la lira que le ha regalado Hermes, el que conoce las íntimas proporciones que regulan los ciclos cósmicos, las eras, los tiempos, las circunstancias y hasta los acontecimientos concretos, los módulos de todas las construcciones geométricas, ya sean arquitecturas, jardines, partituras, objetos, etc., comparece ahora con su carro dorado inundando toda la escena con su luz y su brillo y señalando el eje directo que une la tierra, la luna, él mismo y la estrella Polar. Su padre Júpiter le sucede acompañado de Juno y las aves que los simbolizan, o sea el águila y el pavo real respectivamente, la pareja olímpica por excelencia, más dos deidades muy antiguas, preolímpicas, que son Astrea y Temis, las que remontan a un tiempo más primordial de esta humanidad. La primera, hija de Júpiter y la propia Temis, es diosa de la justicia y símbolo de la virtud que regía en la Edad de Oro, y fue transformada posteriormente en la constelación de Virgo. Temis, a su vez, es hija de Gea y Urano, diosa del orden y la justicia y se habla de sus dones proféticos. Al fondo de la escena, otro carro rebosante de flores y frutos, transporta a tres diosas de la vegetación que son Vetumno, Pomona y Flora. Cada una tiene sus atribuciones y ejemplifica un aspecto del alma del mundo, visto como un inmenso vergel en el que florecen todas las posibilidades, las que sometidas a la rueda de las mutaciones y revoluciones testifican la vida de un cosmos vivo, significativo y revelador de un Misterio subyacente en cualquiera de sus rincones o comarcas.

Imágenes:
1. Grabado de la Comitiva de la Aurora.
2. Grabado del Carro del Sol.

Colección Aleteo de Mercurio 1.
La Máscara Real y su Simbólica.
Mireia Valls.
Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2017.



sábado, 5 de junio de 2021

La Máscara Real y su Simbólica

3. El Carro de Eolo

¿Quién contempla hoy en día el firmamento no como algo ajeno a nuestra vida sino como el depositario de las claves del Universo y del pequeño cosmos que somos todos y cada uno de nosotros?


¡Mucha atención! Tres carros majestuosos irrumpen con Eolo, Marte y Venus y Cinthia. Eolo, el Señor de los vientos que vivía sobre la isla flotante de Eolia tenía seis hijos y seis hijas desposados entre sí, y se dice que Zeus le otorgó el poder de controlar las corrientes de aire, apresándolas o liberándolas a su antojo. Estos flujos invisibles desatan tan pronto tempestades que arrasan lo que encuentran a su paso, como suaves brisas benéficas portadoras de mensajes y diversidad de gérmenes. A veces facilitan los viajes y otras los malogran, o interrumpen, por lo que siempre se debe estar atento a escuchar por dónde te lleva la corriente; decidir si hay que dejarse fluir, luchar o detenerse, y en todo caso siempre jugar a conjugar los opuestos, tal cual la conjunción que Venus y Marte simboliza. El Amor y la Guerra parten de un punto superior del que emana su aparente polarización y la alianza de estas dos deidades mantiene el delicado equilibrio de las tensas fuerzas universales. Tras los dos amantes, la casta Cinthia –cuyo nombre en griego es el gentilicio de Kynthos que significa “Del monte Kynthos, diosa de la Luna”– cierra este primer grupo de carros celestes. El astro de los crecimientos y decrecimientos, el más cercano a la tierra, el que signa los flujos y reflujos de las aguas e ilumina en medio de la negra noche, abre su puerta a una esfera más alta del firmamento, dando paso a aquella deidad que anuncia la llegada de su hermano gemelo, es decir, Apolo.

Imagen:
Grabado del Carro de Eolo.

Colección Aleteo de Mercurio 1.
La Máscara Real y su Simbólica.
Mireia Valls.
Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2017.