domingo, 23 de julio de 2023

Las entidades ctónicas

Dice una máxima hermética que “lo que está abajo es como lo que está arriba y lo que está arriba es como lo que está abajo”. Así pues, estando el gobierno de las cosas del cielo en manos de dioses (a los que cada cultura ha dado nombres y atributos), lo que pertenece a la tierra y a sus interioridades, lo ctónico, también ha de estar vinculado con entidades numinosas. Son seres con los que los habitantes de Mallorca siempre han tenido una relación muy cercana como muestran las leyendas, las fiestas y las artesanías de la isla.

Aquí cada pueblo y lugar tiene su dimoni propio (o varios de ellos), un personaje simbólico en el que se sintetizan todas las energías que bullen dentro de la tierra y se inyectan en corrientes subterráneas, piedras, plantas y animales para que la vida pueda tener curso (pues sin ellas la obra del sol, el aire y el agua no podría coagular). Y por ello se le llama “señor del inframundo”, un título enormemente malentendido por aquella moral pacata que considera que lo de orden terrenal es algo pecaminoso y no una imagen sagrada de lo que habita en lo alto.


Dimoni (demonio) proviene del griego daimon y significa, etimológicamente, “ser intermediario”. De este modo, el personaje al que en las danzas de nuestros pueblos vemos bailar despreocupadamente con una careta con cuernos —de expresión en muchos casos temible—, un sayo coloreado y un bastón no es un ente “maligno”, sino un alegre colaborador de la deidad creadora en la obra de construcción del mundo. Y lo hace manejando con destreza el fuego, pues es gran conocedor de las combustiones y las transmutaciones que éstas comportan. De ahí los innumerables correfocs en los que participa la tropa de entidades del inframundo, especialmente en las fiestas mayores pero también en días señalados cercanos a los solsticios de invierno y de verano, cuando aparecen pertrechados con antorchas y abundante pirotecnia azuzando a todo aquél que se cruza en su camino.

Bien haríamos en reconocer a estos intermediarios como aliados en la vía de autoconocimiento, ya que son espejos de nuestros miedos y tonteras en su aspecto más grosero y, a la vez, un reflejo sublunar de la luz intelectual más alta. Si no fuera por los ángeles caídos, poco podríamos conocer de las regiones etéreas en las que un día habitaron, ¿no?


Imágenes:
1. Ejército de dimonis, Marratxí.
2. Un dimoni en un correfoc, Algaida.

Colección Aleteo de Mercurio 9.
Mallorca. Una mirada simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2022.



miércoles, 5 de julio de 2023

Las danzas solares de los Cossiers

¡Vamos, vamos, a despertarse, que ya suena el flautín y el tamboril! Hoy es san Jaime y siguiendo una tradición que tiene raíces ancestrales a todas luces, los seis varones y la dama, tras haber trazado el día anterior los linderos geográfico-sagrados de la población, se adentrarán en el templo y ofrecerán ante el altar todas las bonanzas y frutos maduros del verano. Mientras tanto, el diablo aguardará fuera esperando poder repartir leña a los que se congreguen en la plaza cuando los danzantes salgan de la iglesia y bailen bajo el sol de mediodía.

Los Cossiers de Algaida danzan dos veces al año, unos días después del solsticio de invierno, por san Honorato, y poco después del de verano, por san Jaime. En sus danzas la dama, personificación de la Fortuna, la Belleza y la Abundancia, se ubica en el centro y es rodeada por sus seis compañeros, quienes la protegen de los embates del diablo (éste siempre queda excluido del círculo mágico, girando en la periferia en sentido contrario a los Cossiers) a la par que ella les envía sus bendiciones. Sus gestos no son, empero, almibarados, sino regios y hasta se diría que guerreros, siendo sus armas pañuelos y ramos de albahaca (1).


Con este sencillo y alegre rito protector también se vivifica la gratitud por los frutos madurados por la luz y el calor del sol. Sus coreografías son geométricas como las de las danzas tradicionales de muchos pueblos del mundo. Se trazan círculos, espirales, triángulos y ejes verticales que repiten los movimientos de los astros, la gran coreografía cósmica que los seres humanos reproducen en miniatura.

Y, ¡ay!, al final del combate, en el último momento tras la escenificación de todas las luchas, conjunciones y tensiones, el diablo logra colarse dentro del círculo mágico para apropiarse de la dama; mas el simple roce con la virgen hace que caiga fulminado. Los seis Cossiers corren a ponerle el pie encima, en señal de victoria, y todo queda reabsorbido en el centro de esa rueda simbólica. En su origen.


Nota:
1. Se trata de un combate que se libra también en un plano invisible en el que las energías que simbolizan el pañuelo y la albahaca son muy poderosas.

Imágenes:
1. Los Cossiers bailando en la plaza de la Iglesia, Algaida.
2. El dimoni de Algaida.

Colección Aleteo de Mercurio 9.
Mallorca. Una mirada simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2022.