No hay pueblo en la isla que no tenga su feria. Son numerosísimas y están dedicadas a las actividades más diversas: la agricultura en general, el cultivo de plantas y flores, la ganadería, la alimentación, la construcción y el uso de maquinaria, la confección de tejidos, la artesanía en barro y la cerámica, la zapatería, el curtido de pieles, la náutica, el teatro, la edición de libros, la dicción de glosas, etc. Muchas ferias son de un producto de la Naturaleza en particular: las almendras, las ovejas, las cabras, las aceitunas, las sepias, los albaricoques, los tomates de rama, los melones, los higos, las patatas, el arroz, los pimientos, la sal, los caracoles, las piedras, las hierbas medicinales o la miel. O bien de elaboraciones de éstos como el vino, la cerveza, el queso y las butifarras. Las ferias se suelen celebrar en festividades señaladas: San Antonio Abad, San Patricio, San Juan, la Virgen del Carmen, San Agustín, San Miguel, San Nicolás, Santo Tomás, la Navidad, la Epifanía, el Dijous Bo... Las hay también nocturnas. Y todas sin excepción están auspiciadas secretamente por Hermes, el joven dios de las revelaciones, las artes y los intercambios.
La mayoría de los feriantes son nómades que van de pueblo en pueblo ofreciendo sus mercaderías en las casetas efímeras que los ayuntamientos disponen a tal efecto, o bien en unos camioncillos que se transforman en tenderetes de lo más inverosímil. A menudo también se instalan entarimados sobre los que músicos de la isla interpretan canciones que realzan el carácter festivo propio de estos eventos, desde jotas hasta blues pasando por los fandangos y las baladas más ilustres del rock and roll.
¿A quién no se le abre el alma cuando va a una feria?
Feria significa en latín “día de fiesta”, una palabra que se usó igualmente en el medioevo para denominar a los días de la semana y que aún se sigue utilizando en el calendario portugués para nombrar a los días laborables (el lunes es segunda-feira —porque el domingo es el primer día de la semana—, el martes es terça-feira, etc.). Las ferias son, pues, símbolos del tiempo cíclico y sagrado en que estamos inmersos aunque lo hayamos olvidado. Un tiempo regido por dioses a los que vamos conociendo por medio de lo que vivimos y que viven a través de lo que conocemos.
Imagen:
La fiesta del Dijous Bo, Inca.
La fiesta del Dijous Bo, Inca.
Colección Aleteo de Mercurio 9.
Mallorca. Una mirada simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2022.
Mallorca. Una mirada simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2022.