martes, 21 de enero de 2020

Espejito, espejito

Queremos ahora detenernos un momento en el significado del espejo, aquél que la madrastra interpela una y otra vez obsesivamente. Ya hemos advertido el uso invertido que hace de este objeto —en sí mismo mágico—, porque su objetivo no es trascender la dualidad entre ella y su imagen, sino adular solamente su belleza exterior, individual, desconociendo que el espejo mágico debe ser utilizado con fines universales, no particulares, como un medio para comprender que todos los reflejos y las formas manifestadas son imágenes especulares de la Belleza, que en su esencia es una idea más allá de todas las concreciones, pero que las incluye a todas; es decir, la Belleza entendida como la proyección de la Unidad en todos los mundos informales y formales que finalmente materializan en la tierra. Para ahondar en el significado del espejo, queremos citar aquí el siguiente texto:




El espejo refleja nuestra imagen, aunque de modo invertido. Si bien los primeros espejos de la antigüedad son de metal es obvio que el primer espejo es el lago o el río, de aguas quietas, presente en el mito de Narciso que sólo es capaz de ver su imagen exterior. En este sentido los espejos serían enemigos del Sí Mismo y el Conocimiento, e incluso capaces de atrapar la imagen del que se mira en ellos, cautivo de su individualidad. Su utilización mágica seguramente deriva de que la ilusión es imagen de la realidad como la ciudad terrestre lo es de la ciudad celeste. Nunca es verdad lo que nos dicen los espejos. (...)
El espejo es siempre el otro, el que no es el que es, o el que lo sustituye en una constante interrelación de personajes, la danza del yo y el otro. El espejo es de por sí mágico –como ya se ha dicho– y se han utilizado siempre para actos relacionados con la visión y las deformaciones que ésta puede sufrir. Hay igualmente un espejo donde todo se ve, que es atributo de adivinos y chamanes. Por otra parte, y siendo que los símbolos deben necesariamente ser enseñados y aprendidos sin lo cual no pueden comprenderse, el iniciador o hierofante cumple siempre también una función especular donde el aprendiz pueda mirarse, o viceversa. Se debe volver sobre aquello de que la imagen que proyectan los espejos es invertida con respecto a lo que reflejan, como también lo son muchas analogías. ¿Soy o no soy? Se preguntan de forma indefinida los espejos, aunque todos ellos saben que son sólo un reflejo de un Principio al que conocen, pues se mira en ellos
(1).

Nota:
1. González Frías, Federico, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos (entrada: Espejo). Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013.

Cuaderno Aleteo de Mercurio 5.
Cuentos Tradicionales, Símbolo e iniciación.
Textos de Margherita Mangini.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Editado por Libros del Innombrable, noviembre, 2018.



martes, 7 de enero de 2020

La mujer malvada

En muchos cuentos populares aparece a menudo un personaje análogo al de la madrastra de Blancanieves: la mujer malvada. Puede ser reina, ogra, madrastra, suegra, bruja, o varias de estas cosas a la vez, pero en esencia se trata de una misma energía, o de un aspecto de ella. Hablamos de la cara oscura de la energía femenina, tan bien descrita en el comentario a la lámina número tres de los Arcanos Mayores contenido en el libro del Tarot de Federico González, donde se enuncian los aspectos invertidos de esta carta y por tanto de esta energía o corriente cósmica:

Falta de inteligencia y de gracia
Aparentar lo que no se es
Vulgaridad - Grosería - Caprichos
Coquetería - Cursilería
Dificultad de dar formas - Falta
de nobleza - Mal gusto
Inestabilidad - Exageración
Falsos brillos y éxitos
Impuntualidad – Improvisación
(1).




(...) Este personaje, invertido, es el que dificulta el camino del protagonista, el que le hace la vida imposible porque se deja cegar por sus pasiones. Tiene ciertos poderes mágicos u objetos de poder, que, sin embargo, no le otorgan el verdadero poder ya que, en vez de ponerlos al servicio de la Unidad y el Amor, los utiliza con fines particulares, separando y obstaculizando la unión, por lo que su alcance es corto. Es aquella corriente que tira para abajo, que es un impedimento en el camino de Conocimiento, que no quiere que el alma vuele libre. Es aquella mujer que quiere ocupar un lugar que ya no le corresponde, que no quiere dejar los privilegios, que es

arrastrada por unas energías compulsivas que la pierden por los recovecos del alma inferior, tan llena de deseos, obsesiones, emociones, fobias y anhelos que de no recibir el soplo del alma superior y del Espíritu conducen a un callejón sin salida. Diversos peligros y trampas acechan constantemente a la maga: lo más vil, empero, es traicionar el fin último de sus búsquedas y operaciones, que es el de la realización metafísica, sustituyéndolo por la satisfacción de pasiones o deseos demasiado humanos que además nunca llegan a saciarse. La posesión, en cualquiera de sus formas, es otro de los grandes escollos; el afán por ser dueño del otro, el pretender manejar los hilos de la vida propia o de los semejantes, el acaparar poder, saber, dinero, prestigio o fama; es decir, la ignorante ceguera de la individualidad prepotente y soberbia que se cree demasiado a sí misma e intenta suplantar al Yo único y supraindividual que no es propiedad de nadie (2).

(continuará).

Notas:
1. González, Federico, Tarot. mtm editores, Barcelona, 2008.
2. Mireia Valls, Las diosas se revelan, Colección Aleteo de Mercurio 2, Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2017.

Cuaderno Aleteo de Mercurio 5.
Cuentos Tradicionales, Símbolo e iniciación.
Textos de Margherita Mangini.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Editado por Libros del Innombrable, noviembre, 2018.