lunes, 20 de septiembre de 2021

Mitos del cielo de verano

6. El grupo de Andrómeda

Cuenta el mito que la reina Casiopea y su hija Andrómeda eran muy bellas. Un día, Casiopea proclamó orgullosamente que eran más bellas que las Nereidas –las cincuenta ninfas del mar hijas de Nereo– y éstas se quejaron a Poseidón, su protector. Poseidón agitó las aguas con su tridente inundando Palestina y convocó a la monstruosa ballena Cetus. Viendo a su reino amenazado, el rey Cefeo, esposo de Casiopea, acudió al oráculo de Amón para preguntar cómo podría salvarlo y éste le respondió que debía ofrecer a la bella Andrómeda como víctima expiatoria al monstruo. Para cumplir con el designio oracular, Cefeo encadenó a Andrómeda a unas rocas ante la costa de Jope (la actual Jaffa o Yafo junto a Tel Aviv, donde los arrecifes naturales que resguardan su pequeño puerto pesquero son denominados aún hoy en día Rocas de Andrómeda). Eratóstenes dice que Andrómeda se muestra en el cielo con los brazos en cruz tal como fue encadenada.


Cuando Cetus ya se aproximaba a su presa, Perseo acudió a lomos de su caballo alado Pegaso y se declaró dispuesto a combatir al monstruo marino a cambio de la mano de Andrómeda, trato al cual Cefeo y Casiopea se avinieron. Volando sobre la superficie marina, Perseo logró confundir a Cetus con su sombra, y cayendo sobre éste, lo mató con la espada.
Devuelta la paz al reino, se celebraron los fastos del matrimonio de Perseo con Andrómeda. En medio de la fiesta, un celoso pretendiente de la princesa (su tío Fineo, según algunas versiones) conjurado con Casiopea lanzó a 200 guerreros contra la pareja nupcial. Perseo sacó rápidamente la horrible cabeza de Medusa de su zurrón y los atacantes quedaron petrificados al verla.

El mito de Perseo

El oráculo de Delfos revela a Acrisio, rey de Argos, que no tendrá descendencia masculina y que un nieto suyo lo matará, por lo que decide encerrar a su hija Dánae en una torre de bronce. Pero Zeus logra penetrar en ella a través de una grieta en forma de lluvia de oro y fecunda a Dánae, quien da a luz a Perseo. Dánae consigue ocultarlo durante cuatro años, mas Acrisio acaba descubriéndolo y ordena que ella y Perseo sean lanzados al mar en un cofre. Éste es transportado por las corrientes hasta la isla de Sérifos y allí son rescatados por el pescador Dictys, hermano del rey Polidectes.
Polidectes se enamora de Dánae, y Perseo, para liberar a su madre, pacta con el rey traerle a cambio la cabeza de la górgona Medusa, sacerdotisa de Atenea violada por Poseidón y transformada por ello en una criatura terrorífica con la cabeza cubierta de serpientes cuya visión petrificaba al mortal que la mirase. Perseo logra llevar a cabo esta gesta con la hoz que le brinda Hermes, el escudo bruñido que le ofrece Atenea –con el cual alcanza a ver el reflejo de Medusa sin mirarla– y las sandalias aladas, el zurrón y el casco de invisibilidad de Hades que le entregan las ninfas Estigias.
Regresa a Argos tras su matrimonio con Andrómeda y se entera que Polidectes ha intentado violar a su madre en su ausencia. En un banquete con el rey, Perseo saca la cabeza de Medusa del zurrón y convierte en piedra a Polidectes y a su corte. Más tarde devuelve a Hermes y a Atenea los instrumentos con los que ha realizado su hazaña, y la diosa coloca la cabeza de Medusa en el centro de su escudo.

Acerca de Pegaso

Se dice que Pegaso fue concebido por Medusa cuando Poseidón la sedujo disfrazado de caballo. Cuando Perseo degolló a la górgona, Pegaso salió de su interior completamente formado. También se cuenta que nació una fuente en el monte Helicón (a la cual los pastores llamaron Hipocrene, según Arato) de la huella de sus cascos, la cual fue consagrada a las Musas, y que fue montado por el héroe Belerofontes para librar a las gentes del Asia Menor de la temible Quimera.


Imágenes:
1. Andreas Cellarius, Harmonia Macrocósmica. Amsterdam, 1660.
2. Andreas Cellarius, Harmonia Macrocósmica. Amsterdam, 1660. Detalle del cuadrante en que se encuentran las constelaciones del grupo de Andrómeda (a excepción de Cetus, que pertenece al hemisferio austral).

Colección Aleteo de Mercurio 7.
Mitos del Cielo Estrellado.
Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2020.



jueves, 9 de septiembre de 2021

Mitos del cielo de verano

5. La Flecha

La Flecha es la tercera constelación más pequeña del firmamento, y al parecer los hebreos y los persas también la relacionaban con una saeta. Explica Eratóstenes en sus Catasterismos:

Ésta es la flecha de Apolo, con la que dicen que mató a los Cíclopes que habían fabricado el rayo de Zeus, todo ello por ayudar a Asclepio. Luego el dios Apolo la escondió en el país de los Hiperbóreos, donde se encuentra un templo de columnas. Se cuenta que más tarde la recuperó cuando Zeus le absolvió del asesinato y concluyó sus trabajos al servicio de Admeto (tema del que trata Eurípides en su Alcestis). Parece que entonces esta flecha ascendió al cielo llena de sazonados frutos. Heráclides del Ponto afirma en su tratado Sobre la Justicia que se trataba de una flecha descomunal. Desde entonces Apolo la colocó en el firmamento transformándola en estrella, para que sirviera de recuerdo de su combate.

Arato reseña, breve y misteriosamente, que “más adelante ha sido lanzada otra Flecha, sola, sin arco”.


Por su parte, Higinio explica que es una de las armas de Heracles con la que mató al águila que se comía el hígado de Prometeo. Los antiguos ofrecían grandes sacrificios a los dioses y consumían todas sus víctimas en las llamas sagradas. El ingenioso titán Prometeo, benefactor del género humano, había conseguido de Zeus que de cada víctima sólo una parte fuese ofrendada en el fuego y que la otra sirviese para el alimento de los hombres. Pero Prometeo había urdido una estratagema para conseguir un provecho aún mayor:

Primero, colocó en un altar sus hígados y juntó el resto de la carne de cada toro, recomponiéndolo en una sola pieza y cubriéndolo con una piel de buey. Los huesos los cubrió con el resto de la piel. Los colocó a la vista y le dio a Júpiter la posibilidad de elegir la parte que él quisiera. (...) Engañado por Prometeo al confiar que cada una de las partes era del toro, eligió para él la parte de los huesos.

Zeus lo descubrió y, enfurecido, arrebató a los mortales el fuego “para que el favor de Prometeo no prevaleciera sobre el poder de los dioses”. Mas Prometeo concibió cómo robar el fuego a los dioses y devolvérselo a los hombres:

Alejado de todo el mundo, llegó hasta el fuego de Júpiter, lo redujo y lo encerró en su vara. Gozoso parecía volar más que correr y blandía la vara, con el fin de que la emanación del humo, que estaba encerrado en esta angostura, no extinguiera la luz.

Zeus castigó por esta ofensa a los hombres entregándoles a Pandora, una mujer creada por Hefesto a imitación de las diosas y llena de dones divinos (el encanto de Afrodita, el conocimiento de las artes de la casa de Atenea, y la palabra, la curiosidad y la mentira de Hermes), y una jarra sellada de la que acabarán saliendo todas las desgracias de la Humanidad; y a Prometeo, encadenándolo en el Cáucaso y enviándole un águila que le devorara constantemente el hígado, el cual volvía a renacer por la noche.
Mucho tiempo después, Heracles salió en busca de las manzanas del jardín de las Hespérides sin conocer su paradero y llegó hasta Prometeo encadenado. Éste le aconsejó eficazmente y el héroe, agradecido tras su victoria, logró poner fin al tormento del titán. Higino relata de este modo cómo Prometeo llega a recuperar finalmente la libertad:

Júpiter, seducido por la belleza física de Tetis, la solicitaba en matrimonio, pero sólo obtenía negativas de la temerosa jovencita. Por aquel entonces —dicen— las Parcas vaticinaron (...) que el que desposara a Tetis tendría un hijo que gozaría de mayor renombre que su padre. Prometeo (...) anunció a Júpiter lo que había oído. Éste, temeroso por lo que en circunstancias semejantes había hecho a su padre Saturno (...) abandonó la idea de tomar a Tetis por esposa y a Prometeo, por su buena acción, le expresó su merecido agradecimiento y lo liberó de las cadenas.


Imágenes:
1. La Flecha. Arato, Fenómenos. Versión traducida al latín por Marco Tulio Cicerón. Manuscrito Harley 2506, British Library, c. 1040.
2. La Flecha rodeada por las constelaciones del Delfín, el Águila y el Cisne. Athanasius Kircher, Ars magna lucis et umbrae. Roma, 1646.

Colección Aleteo de Mercurio 7.
Mitos del Cielo Estrellado.
Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2020.