sábado, 5 de junio de 2021

La Máscara Real y su Simbólica

3. El Carro de Eolo

¿Quién contempla hoy en día el firmamento no como algo ajeno a nuestra vida sino como el depositario de las claves del Universo y del pequeño cosmos que somos todos y cada uno de nosotros?


¡Mucha atención! Tres carros majestuosos irrumpen con Eolo, Marte y Venus y Cinthia. Eolo, el Señor de los vientos que vivía sobre la isla flotante de Eolia tenía seis hijos y seis hijas desposados entre sí, y se dice que Zeus le otorgó el poder de controlar las corrientes de aire, apresándolas o liberándolas a su antojo. Estos flujos invisibles desatan tan pronto tempestades que arrasan lo que encuentran a su paso, como suaves brisas benéficas portadoras de mensajes y diversidad de gérmenes. A veces facilitan los viajes y otras los malogran, o interrumpen, por lo que siempre se debe estar atento a escuchar por dónde te lleva la corriente; decidir si hay que dejarse fluir, luchar o detenerse, y en todo caso siempre jugar a conjugar los opuestos, tal cual la conjunción que Venus y Marte simboliza. El Amor y la Guerra parten de un punto superior del que emana su aparente polarización y la alianza de estas dos deidades mantiene el delicado equilibrio de las tensas fuerzas universales. Tras los dos amantes, la casta Cinthia –cuyo nombre en griego es el gentilicio de Kynthos que significa “Del monte Kynthos, diosa de la Luna”– cierra este primer grupo de carros celestes. El astro de los crecimientos y decrecimientos, el más cercano a la tierra, el que signa los flujos y reflujos de las aguas e ilumina en medio de la negra noche, abre su puerta a una esfera más alta del firmamento, dando paso a aquella deidad que anuncia la llegada de su hermano gemelo, es decir, Apolo.

Imagen:
Grabado del Carro de Eolo.

Colección Aleteo de Mercurio 1.
La Máscara Real y su Simbólica.
Mireia Valls.
Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2017.



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