Por eso, de ninguna manera debe uno atreverse a hablar ni a
pensar nada sobre la Deidad supraesencial y misteriosa fuera
de lo que nos ha sido divinamente revelado por las Sagradas
Escrituras. En efecto, conocer su supraesencia excede nuestra
razón, conocimiento y naturaleza. Tenemos que contar con un
conocimiento supraesencial para podernos elevar hacia las alturas,
y en la medida que nos lo permita el rayo luminoso de
la palabra de Dios, acercarnos a tan altos resplandores con la
prudencia y piedad que corresponde a lo divino.
Pues, efectivamente, si hay que dar crédito a la sapientísima y veracísima teología, lo divino se le descubre a cada alma en la medida de su propia capacidad. Y se puede ver la Bondad divina, que con justicia salvadora reparte su infinitud de modo admirable entre las cosas limitadas.
Dionisio Areopagita, Los nombres de Dios.
Pues, efectivamente, si hay que dar crédito a la sapientísima y veracísima teología, lo divino se le descubre a cada alma en la medida de su propia capacidad. Y se puede ver la Bondad divina, que con justicia salvadora reparte su infinitud de modo admirable entre las cosas limitadas.
Dionisio Areopagita, Los nombres de Dios.
Colección Aleteo de Mercurio 3.
Entre el No Ser y El Ser. Antología para hamacados.
Selección de textos Marc García.
Fotografías de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, septiembre, 2017.
Entre el No Ser y El Ser. Antología para hamacados.
Selección de textos Marc García.
Fotografías de Lucrecia Herrera.
Editado por Libros del Innombrable, septiembre, 2017.
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