—¡Ojalá tuviera yo una hija tan blanca como la nieve, tan roja como
la sangre y tan negra como la madera del marco!
Poco después [la reina] tuvo una hijita tan blanca como la nieve, tan roja
como la sangre y de cabellos tan negros como la caoba, y por eso la
llamó Blancanieves (1).
Queremos dar aquí algunos apuntes sobre el simbolismo de los colores, teniendo en cuenta que cada color, como cada símbolo, puede tener múltiples significados sin que éstos sean contradictorios entre sí. En particular nos interesan los tres que se destacan en este cuento, el rojo, el blanco y el negro y para ello recurrimos al libro del Tarot de Federico González, en cuyas páginas leemos lo siguiente:
Rojo. Color de la sangre, de la pasión, el amor y el corazón, constituye el fluido y fuego vital. Es el color cálido por excelencia. Blanco. Es el color de la pureza indeterminada, de la manifestación esencial expresada por la ausencia. De él proceden los demás colores a través del prisma de la atmósfera, y en él se sintetizan. Negro. En su sentido inferior el negro es el color de luto, muerte, envejecimiento y dolor. En su sentido más alto es el que precede al blanco, y del que éste extrae su razón. Si el blanco manifiesta al Ser, el negro expresa el No-Ser, o la inmanifestación. Es la muerte que antecede al nacimiento (2).
(…)
Sintetizando, estos tres colores tienen una simbólica cosmogónica y reflejan el camino que el Ser realiza de arriba abajo, pero al mismo tiempo expresan, como veremos en el próximo acápite, las etapas de la iniciación u obra alquímica, que se cumple de abajo a arriba y va del negro de la putrefacción, pasando por el blanco de la purificación, el rojo de la plena realización y la absorción final en el Negro absoluto.
(continuará)
Queremos dar aquí algunos apuntes sobre el simbolismo de los colores, teniendo en cuenta que cada color, como cada símbolo, puede tener múltiples significados sin que éstos sean contradictorios entre sí. En particular nos interesan los tres que se destacan en este cuento, el rojo, el blanco y el negro y para ello recurrimos al libro del Tarot de Federico González, en cuyas páginas leemos lo siguiente:
Rojo. Color de la sangre, de la pasión, el amor y el corazón, constituye el fluido y fuego vital. Es el color cálido por excelencia. Blanco. Es el color de la pureza indeterminada, de la manifestación esencial expresada por la ausencia. De él proceden los demás colores a través del prisma de la atmósfera, y en él se sintetizan. Negro. En su sentido inferior el negro es el color de luto, muerte, envejecimiento y dolor. En su sentido más alto es el que precede al blanco, y del que éste extrae su razón. Si el blanco manifiesta al Ser, el negro expresa el No-Ser, o la inmanifestación. Es la muerte que antecede al nacimiento (2).
(…)
Sintetizando, estos tres colores tienen una simbólica cosmogónica y reflejan el camino que el Ser realiza de arriba abajo, pero al mismo tiempo expresan, como veremos en el próximo acápite, las etapas de la iniciación u obra alquímica, que se cumple de abajo a arriba y va del negro de la putrefacción, pasando por el blanco de la purificación, el rojo de la plena realización y la absorción final en el Negro absoluto.
(continuará)
Notas:
1. Grimm, Jacob y Wilhelm, Cuentos de niños y del hogar, vol. I y II. Ed. Anaya, Madrid, 1985.
2. González, Federico, Tarot. mtm editores, Barcelona, 2008.
Cuaderno Aleteo de Mercurio 5.
Cuentos Tradicionales, Símbolo e iniciación.
Textos de Margherita Mangini.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Editado por Libros del Innombrable, noviembre, 2018.
1. Grimm, Jacob y Wilhelm, Cuentos de niños y del hogar, vol. I y II. Ed. Anaya, Madrid, 1985.
2. González, Federico, Tarot. mtm editores, Barcelona, 2008.
Cuaderno Aleteo de Mercurio 5.
Cuentos Tradicionales, Símbolo e iniciación.
Textos de Margherita Mangini.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Editado por Libros del Innombrable, noviembre, 2018.
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