miércoles, 5 de abril de 2023

De laúdes

Asociamos la palabra laúd a la música que aquieta al alma y le devuelve la calidad de las aguas mansas, transparentándola y permitiendo que la visión luminosa de las regiones ígneas se abra paso hasta el fondo de los pozos de la vida.

Llegado a Europa a través de los árabes, este instrumento aparece pintado y esculpido en las manos de innumerables músicos y trovadores dibujados y cincelados por artistas del Medioevo y el Renacimiento, también de ángeles y arcángeles. Aunque dotado como la guitarra de un mástil a lo largo del cual se disponen sus cuerdas tensas, ambos instrumentos se distinguen por su caja de resonancia, plana la de una y abombada la del otro como el caparazón hueco de tortuga con que el dios Hermes construyó la lira que tanto entusiasmó a Apolo.


Pero hay otros laúdes igualmente abombados y con mástil: los que navegan despaciosamente por el litoral de la isla cuando los elementos son propicios para darse a la mar. Hoy, en su mayoría, barcas motorizadas de recreo fabricadas en serie con fibra de vidrio o resinas sintéticas; antaño, prestigiadas embarcaciones de madera a vela latina y remo construidas a ojo por mestres d’aixa y calafates gracias a unos saberes artesanales transmitidos de padres a hijos desde tiempo inmemorial.

En cualquier caso, ahí siguen los laúdes, surcando las aguas y dejando a su paso ondas análogas a las de la música que un plectro levanta al pulsar una cuerda del instrumento. Y con sus mástiles, hoy quizás más endebles que antes, pero igualmente apuntando a lo más alto.

Imagen:
Llauts of Mallorca, acuarela de Eileen Black.

Colección Aleteo de Mercurio 9.
Mallorca. Una mirada simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2022.



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