martes, 6 de junio de 2023

Los jardines de Alfàbia y el canto del agua

Se cuenta que desde siempre, en la ladera sur del Coll de Sóller, mana una fuente que jamás se ha secado, ni siquiera en los momentos rigurosos de sequía que afectan a la isla periódicamente.

Será por eso que ya el valí (virrey árabe) de Mallorca estableció en este enclave una residencia de la que se tiene noticia desde el siglo XII. Una ventana a un mundo encantado y musical.


Una pequeña surgencia escondida empuja el agua hacia el exterior. Los constructores observaron su discurrir, contemplaron el entorno y aplicando las leyes del arte, de la armonía y la proporción, comenzaron a domesticar ese espacio agreste hasta convertirlo en un extraordinario vergel. Todo él modulado y animado por el canto del agua.

En Alfàbia, una misteriosa ventana recibe al visitante nomás entrar, y al encaramarse a ella de puntillas se contempla algo inesperado: el gran aljibe donde se almacena el líquido que da vida a este lugar. En esta matriz todo permanece en estado latente, potencial e indiferenciado. La mirada queda absorta y el pensamiento se identifica con esa imagen en miniatura del Todo que es Uno.

Aquella otra ventana, al fondo de la cisterna, se abre a todas las posibilidades de la vida que se desplegarán en el jardín. Y hacia él se encamina el paseante, conducido por el canto de las aguas.

– Secreto. Libre la idea y el símbolo que la expresa (1).


Nota:
1. Federico González, Noche de Brujas. Auto Sacramental en dos actos. Ed. SYMBOLOS, Barcelona, 2007.

Imagen:
Aljibe de los jardines de Alfàbia, Bunyola.

Colección Aleteo de Mercurio 9.
Mallorca. Una mirada simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2022.



sábado, 20 de mayo de 2023

Gallos

Todavía es de noche cuando los gallos empiezan a cantar. En la isla se los escucha en todos los pueblos y campos.

Ave solar y guerrera, anuncia la salida del astro rey e invita a despertar (1). ¿A qué hay que despertar? ¿A las fatigas y afanes de cada día? ¿No habrá algo más interesante, nuevo, asombroso?

Seguro que sí. Algo de permanente actualidad y quizás inimaginable.


Nota:
1. ¿Se referiría a esto Sócrates cuando dijo enigmáticamente, al filo de su muerte: “Critón, le debemos un gallo a Esculapio, no te olvides de pagar esta deuda”? Platón, Fedón. Ed. Gredos, Madrid, 2010.

Imagen:
Un gallo en el mercado semanal de Sineu.

Colección Aleteo de Mercurio 9.
Mallorca. Una mirada simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2022.



viernes, 5 de mayo de 2023

Siurells, jugando con el viento

Estas simpáticas figuritas de barro cocido y pintadas de blanco con toques verdes y rojos son muy populares en la isla. Se llaman siurells, palabra que deriva del verbo xiular (=silbar), pues son propiamente silbatos. Se dice que tienen reminiscencias cretenses, fenicias e incluso íberas; en cualquier caso, sea cual sea su origen y su fuente de inspiración, son objetos que nunca faltan en una casa mallorquina. Ello los vincula con los lares —las deidades romanas del hogar— y sobre todo con los manes, representaciones de los antepasados que los romanos incluían igualmente en sus altares domésticos y de los que nos habla Federico González Frías en su Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos:

Los Manes son las almas de los difuntos y se los considera como las energías protectoras de los antepasados a las que se ofrecía leche y flores. Se celebran en su culto las fiestas parentales. Los romanos no debían olvidar a sus antepasados difuntos pues de lo contrario se verían víctimas de numerosos eventos: pesadillas, enfermedades extrañas, o mala fortuna (1).


Abundan entre los siurells las representaciones de hombres y mujeres con sus ofrendas, ya sean animales o vegetales, y no faltan el omnipresente diablo y la diablesa con sus grandes cuernos retorcidos, o el caballero ataviado con un gorro que recuerda el de los antiguos magos, o personajes mitológicos como las sirenas y los animales de culto más frecuentes en las tradiciones del Mediterráneo, tales como el buey o toro, el lechón, el caballo y el asno.

Pero es bien significativo que sean silbatos. Hay quien sugiere que constituían instrumentos mágicos para llamar al viento si se lo precisaba para aventar el cereal en la era, por aquello de que lo semejante atrae a lo semejante, lo cual no excluye que fueran al mismo tiempo juguetes para los niños y objetos con los que se obsequiaba cuando se iba de visita.

Jugar con el viento no es cualquier cosa. El aire es el vehículo de la palabra, de la música y de los mensajes transmitidos por la olímpica Hera, y sobre todo por Hermes, el intermediario entre el cielo más alto y la tierra. Por el aire circula el hálito de vida, y también los más corrosivos contaminantes. Por eso la isla, tan abierta a los cuatro vientos, es un lugar propicio para recibir mensajes y también para advertir cualquier señal nociva, a la que un pitido bien puede ahuyentar.

Se acredite o no en esta magia simpática, la presencia de los siurells en el hogar resulta alegre y es poderosa. Ojalá se los siga ubicando en un lugar destacado de la casa y no se los relegue a un rincón considerándolos un simple elemento folclórico o decorativo. Son mucho más que eso.


Nota:
1. Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, entrada: “Lares”. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013.

Imágenes:
1. Un surtido de siurells.
2. Siurells con forma de demonio.

Colección Aleteo de Mercurio 9.
Mallorca. Una mirada simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2022.



jueves, 20 de abril de 2023

Una expresión de la Belleza

Como el Amor —al que se encuentra indisolublemente unida— la Belleza es un nombre o atributo divino, según muestra y ejemplifica la sefirah Tifereth, también llamada Armonía como sabemos. Debido a su carácter universal, la Belleza no es patrimonio de nadie, y desde luego escapa a las clasificaciones del arte y del artista moderno, que sólo perciben de ella lo estético y superficial, cuando no sencillamente la niegan, apostando por lo realmente grotesco y confuso. La mayoría de los que se autodenominan “artistas” olvidan que la belleza es un permanente asombro que se halla implícito en la textura cambiante y polifacética de la vida, y lo que es más importante, en la esencia y el ser mismo de las cosas y los seres.


Ella se identifica con lo inasible, con lo que no puede ser medido ni computado, pero sí experimentado como un tipo de emoción intelectiva y suprarracional, capaz de producir aquella necesaria ‘ruptura de nivel’ que haga posible el contacto directo con las realidades espirituales que, por lo demás, toda la creación constantemente revela y sugiere. Por eso siempre ha sido considerada como una energía intermediaria entre lo humano y lo divino, entre lo horizontal y lo vertical, al igual que el símbolo, y como éste es un vehículo que nos conduce al Conocimiento.
(...) intuir la verdadera Belleza, y ser uno con ella, puede acaecer en cualquier momento, no importa la causa, pues entonces ya no seremos los mismos, con nuestros falsos complejos y prejuicios, sino que se nos habrá dado la gracia de participar del rito de una danza total, de la que nada ni nadie queda excluido
(1).


Nota:
1. Fragmentos del acápite “La Belleza” del volumen Introducción a la Ciencia Sagrada, de Federico González y cols. Revista SYMBOLOS, 25- 26, Barcelona, 2003.

Imágenes:
1. Es Caló des Moro, Santanyí.
2. Cala s’Almunia, Santanyí.

Colección Aleteo de Mercurio 9.
Mallorca. Una mirada simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2022.



miércoles, 5 de abril de 2023

De laúdes

Asociamos la palabra laúd a la música que aquieta al alma y le devuelve la calidad de las aguas mansas, transparentándola y permitiendo que la visión luminosa de las regiones ígneas se abra paso hasta el fondo de los pozos de la vida.

Llegado a Europa a través de los árabes, este instrumento aparece pintado y esculpido en las manos de innumerables músicos y trovadores dibujados y cincelados por artistas del Medioevo y el Renacimiento, también de ángeles y arcángeles. Aunque dotado como la guitarra de un mástil a lo largo del cual se disponen sus cuerdas tensas, ambos instrumentos se distinguen por su caja de resonancia, plana la de una y abombada la del otro como el caparazón hueco de tortuga con que el dios Hermes construyó la lira que tanto entusiasmó a Apolo.


Pero hay otros laúdes igualmente abombados y con mástil: los que navegan despaciosamente por el litoral de la isla cuando los elementos son propicios para darse a la mar. Hoy, en su mayoría, barcas motorizadas de recreo fabricadas en serie con fibra de vidrio o resinas sintéticas; antaño, prestigiadas embarcaciones de madera a vela latina y remo construidas a ojo por mestres d’aixa y calafates gracias a unos saberes artesanales transmitidos de padres a hijos desde tiempo inmemorial.

En cualquier caso, ahí siguen los laúdes, surcando las aguas y dejando a su paso ondas análogas a las de la música que un plectro levanta al pulsar una cuerda del instrumento. Y con sus mástiles, hoy quizás más endebles que antes, pero igualmente apuntando a lo más alto.

Imagen:
Llauts of Mallorca, acuarela de Eileen Black.

Colección Aleteo de Mercurio 9.
Mallorca. Una mirada simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2022.



miércoles, 22 de marzo de 2023

Diosas de la primavera

Cuando llega la primavera, Perséfone es liberada por Hades y puede volver a la superficie de la tierra. Se reencuentra con su madre Deméter y juntas recorren campos, prados y jardines haciéndolos florecer. Sus danzas con las ninfas se presienten en los días de abril y mayo.

Un sabio maestro y poeta escribe acerca de la flor:

Producto de un estado que anuncia con su belleza la pronta aparición del fruto. Símbolo tradicional de la belleza y la impermanencia (1).

La diosa de las flores y de la vegetación se llama Flora. En la antigua Roma se celebraban en su honor las “Floralias” cada 28 de abril. Estos ritos festivos tenían lugar en el bosque sagrado de los Hermanos Arvales, un antiguo colegio sacerdotal cuyo origen se remonta al nacimiento de la ciudad.


Cuenta la leyenda que los integrantes de esa hermandad eran los doce hijos de la pareja integrada por Arca Larentia y Fáustulo y que al morir uno de ellos éstos adoptaron a Rómulo, el cual aceptó integrarse en aquel círculo de iniciados en los misterios agrarios. Recordemos que el 12 es un número simbólico referido no sólo a los doce meses y las doce constelaciones zodiacales, sino también a los doce fundadores de cualquier centro espiritual (los doce apóstoles, los doce caballeros de la Mesa Redonda, etc.).

Todas estas cosas vuelven al pensamiento al contemplar la belleza con que nos obsequian las diosas de la primavera, contagiándonos la alegría. La belleza es un camino que aviva el recuerdo de nuestro origen como seres, que es más que humano según reconocen unánimemente todas las tradiciones, pues la belleza nos seduce y esa seducción nos lleva al Conocimiento.

Nota:
1. Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, entrada: “Flor”. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013.

Imagen:
El rostro de Perséfone emergiendo de la tierra.

Colección Aleteo de Mercurio 9.
Mallorca. Una mirada simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2022.



lunes, 6 de marzo de 2023

Mallorca. Una mirada simbólica

6. Los guardianes de la montaña

Al pie de las montañas suele haber un enclave habitado, a veces un pequeño pueblo, que abre y cierra la vía que conduce a la cima. Esta geografía reiterada expresa, en el plano físico, una idea arquetípica impresa en el propio orden interno del Ser Universal y del microcosmos humano, y que no es otra que la de la custodia del Cosmos erigido a partir del Caos. Tal custodia es imprescindible para mantener a raya las energías disolutivas –que también están incluidas en el diseño del mundo– y que la cosmogonía curse.


La obra alquímica no va sola. Requiere de nuestra máxima atención y concentración como guardianes de nuestro ser, ocupando cada cual su puesto en el baluarte avanzado que defiende la ciudadela interior. No hay que andar disparando todo el rato, pero sí escoger el gesto y el momento adecuado para atajar la amenaza. Rompiendo cualquier cerco, nudo o rollo ignorante con que se nos quiera envolver pues lo nuestro es la libertad incondicional, la vida nueva despojada de cualquier ligadura, etiquetado o fosilización.

¡Voto a la libertad! La cima de la montaña la simboliza.

Imagen:
El pueblo de Randa.

Colección Aleteo de Mercurio 9.
Mallorca. Una mirada simbólica.
Mireia Valls y Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2022.