viernes, 20 de septiembre de 2024

El Teatro en el Renacimiento. 8. El Teatro de la Memoria

También el I Ching es un vehículo de Conocimiento con carácter oracular, semejante a los demás sistemas de combinaciones simbólicas que ya hemos visto, aunque éste pertenece a otra forma de pensamiento tradicional. En cualquier caso, todos son objetos con un grandísimo poder evocador del Misterio, la Verdad y la Belleza, siempre y cuando se los utilice en línea con ello y no como desgraciadamente suele ser lo más habitual: con fines particulares e interesados, engañando y estafando además de contribuir a la confusión, aportando si cabe más caos al ya existente.


Terminamos con otro actor inclasificable, que deja una huella imborrable a su paso por el escenario del gran teatro del mundo, al punto que a día de hoy continúa fascinando y generando numerosos estudios. Nos referimos al gran Giordano Bruno, cuya vida y obra es acorde con los principios eternos fundamentales, en base a los cuales ordena un discurso que recuerda todo cuanto puede ser conocido, comprendiendo el amor y lo bello que atrae al alma ahí donde se encuentra. “Un alma no puede ver la Belleza sin haberse hecho bella” dice Plotino en sus Enéadas (1).

Por el contacto intelectual con ese objeto divino, se vuelve un dios; a nada atiende que no sean las cosas divinas, mostrándose impasible e insensible ante esas cosas que por lo común son consideradas las más principales y por las cuales otros tanto se atormentan (2).


Y ello puede ser alcanzado mediante ciertos y efectivos métodos que el mago expone sin cortapisas, salvo las que cada cual se imponga sometido por sus propias rigideces e incomprensiones, que también pueden derivar en reacciones y rupturas de nivel, rescatándonos de la tibieza y la mediocridad.

Se trata de un conjunto de sistemas simbólicos combinatorios unidos por vínculos invisibles en el plano de las Ideas, juegos de ruedas dentro de otras cuya puesta en marcha acciona resortes desconocidos de la memoria, que abren puertas a otras realidades en la escala del Conocimiento, por la que ascenderemos “mediante operaciones internas, del movimiento y la multiplicidad al reposo y la unidad. (...) A tal efecto nos servirán de ayuda y estímulo la conexión establecida entre las cosas y la secuencia de estas conexiones” (3). Con todas estas herramientas intelectivas a su alcance, el mago dispone de un amplio abanico de posibilidades que se le ofrecen y que pone a nuestra entera disposición para que practiquemos en el arte de elevar el alma hacia su origen, recordándolo. Y eso es lo que es, ni más ni menos, la reminiscencia platónica, evocar la memoria primigenia, el Principio y germen de la Creación, recrear el Cosmos y trascenderlo, meta de todos estos trabajos que el gran Giordano Bruno nos anima a realizar, contagiándonos su entusiasmo furioso.

Mago y poeta, filósofo y matemático, iniciado en los misterios de Hermes, bebió directamente de la influencia del Noûs o Intelecto, –eterno y a la vez encarnado en el tiempo–, el cual fue acunado en nuestra civilización, como muy bien supo nuestro sabio, en Egipto. (...) Su obra es muy extensa, una verdadera síntesis de Hermetismo, Cábala, y Cristianismo. El “diálogo” es el método principal de su exposición, o sea el arte de la mayéutica, con el que pone al descubierto la identidad esencial de estas ramas tradicionales y de todas sus ciencias (4).

Sistemas zodiacales, geométricos, musicales y numéricos, expuestos en forma de discurso unas veces y diálogos otras, acompañados por imágenes y emblemas con vínculos secretos entre sí, en los que juegan también letras, palabras, figuras, sellos, nombres de poder cabalísticos, divinidades, elementos, metales, etc. etc. Se trata en definitiva, de edificar con la fuerza del pensamiento castillos en el aire, tal y como nos lo explica Tansillo, personaje de Los heroicos furores:

Y, entre otras cosas, una torre cuyo arquitecto es el amor, la materia el amoroso fuego y él mismo quien la construye. “Mutuo fulcimur” –dice–: es decir, yo os edifico y sostengo allí con el pensamiento, y vosotros me mantenéis aquí con la esperanza, vosotros no tendríais vida si no fuese por la imaginación y el pensamiento con que os formo y sostengo, y yo sin vida me hallaría si no fuese por el alivio y refrigerio que por vuestro medio recibo (5).

Aquí lo dejamos, con el emblema del apoyo mutuo ofrecido por amor, que tan alegre, delicada y esplendorosamente representan las tres Gracias, abrazadas en una danza semejante a un rondó, en el que también participan quienes decidieron sumarse con plena libertad a este gesto que consiste en devolver lo recibido.

La llama de Eros prenderá y arderá en su propia comprensión con tal viveza e intensidad, que generará toda una onda revulsiva y renovadora que no sólo ha de perdurar en el recuerdo, sino que tendrá repercusiones insospechadas que atañen a nuestra manera de ser y concebir el mundo. Pensamos en la conmoción que generan los manifiestos Rosacruces, además de su enorme valor en el desarrollo del pensamiento hermético. Pensamos en las misteriosas Bodas Alquímicas y en la bella Cristianópolis; también en la extraordinaria Nueva Atlántida, y en otras obras de la mano de un nutrido grupo de personalidades, entregadas a mantener viva la memoria de la Tradición Unánime y Primordial. Hablamos de cabalistas, hermetistas, magos, brujas, astrólogos, pitonisas, geómetras, músicos, matemáticos, alquimistas, poetas y un larguísimo etcétera de gentes de Conocimiento, anónima o con nombre y apellidos, es lo mismo, todos a una secundan la cristalización del nuevo mundo en el plano de las Ideas.


(Fin del cap.: “El Teatro en el Renacimiento”: El Teatro de la Memoria)

Notas:
1. Plotino. Enéadas. Ed. Gredos, Madrid, 1985.
2. Giordano Bruno. Los Heroicos Furores. Ed. Tecnos, Madrid, 1987.
3. Giordano Bruno. Las Sombras de las Ideas. Ed. Siruela, Madrid, 2009.
4. Federico González y Mireia Valls. Presencia Viva de la Cábala II. “Giordano Bruno”, Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013.
5. Giordano Bruno. Los Heroicos Furores, op. cit.

Imágen:
1. Juan de pie ante el falso profeta, el dragón y la bestia. Royal 15 D II, f. 174v. British Library.
2. Cornelis Schut. Escena con las siete Artes Liberales, 1635.
3. Théodore de Bèze. Vrais Pourtraits, 1581.

Colección Aleteo de Mercurio 8.
Teatro Sagrado. El juego mágico de la memoria o el arte de percibir la teatralidad de la vida.
Carlos Alcolea.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2021.



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