domingo, 6 de noviembre de 2022

Mitos del cielo de otoño

2. Acuario

Es una constelación que es difícil distinguir porque sus estrellas son muy débiles. La brillante Formalhaut de Piscis Australis es el mejor indicador para encontrarla –esta estrella recibe el caudal que el aguador vierte hacia el sur tras describir una gran curva sobre la eclíptica por el noroeste–.

Cornelius explica que los babilonios se figuraban el jarro de Acuario como una urna que se desborda y lo asociaban con su undécimo mes –nuestro enero-febrero–, al que llamaban “el curso de la lluvia”. Los egipcios veían en este asterismo la representación de Hapi, el dios del Nilo encargado de distribuir las aguas vitales del gran río.

Eratóstenes dice que Acuario recibe su nombre por el trabajo que realiza y que otros autores griegos afirman que se trata de Ganímedes, muchacho amado por Zeus y raptado por éste en forma de águila –hecho al que alude la constelación del Águila del cielo de verano– para que fuese su copero y sirviese también a los dioses, alcanzando “un tipo de inmortalidad hasta entonces desconocida entre los hombres”. El agua de Acuario, un río representado por más de treinta estrellas apenas visibles a simple vista, “se asemeja al néctar, que es la bebida de los dioses”.

Higino menciona que el filósofo Hegesias relacionaba a la constelación con Deucalión, rey de Tesalia, hijo de Prometeo y esposo de Pirra bajo cuyo reinado Zeus decidió poner fin a la edad de bronce con un gran diluvio. Deucalión y Pirra se refugiaron en un arca que aquél construyó por consejo de Prometeo en la que estuvieron navegando durante nueve días y nueve noches. Al término del diluvio volvieron a tierra firme y resolvieron consultar al oráculo de Delfos –entonces regentado por la diosa Temis– sobre cómo repoblar la tierra. El oráculo les respondió que debían arrojar los huesos de su madre por encima de su hombro. Deucalión y Pirra comprendieron que su madre era Gea, y los huesos, las rocas, por lo que se pusieron a tirar piedras a sus espaldas. Y éstas se iban convirtiendo en seres humanos, las lanzadas por Deucalión en hombres y las de Pirra en mujeres.

Cuenta también Higino que el comediógrafo ateniense Eubulo sostenía que Acuario representa al mítico rey Cécrope o Erecteo del Ática, nacido sobrenaturalmente con cabeza y torso de hombre y mitad inferior del cuerpo con forma de serpiente, el cual reinó sabiamente durante un largo tiempo sobre las gentes del Ática antes de que se diera a conocer el vino a los humanos, razón por la cual “se utilizaba agua en los sacrificios de los dioses”.


Imagen:
Acuario derramando el líquido de su vasija sobre la estrella Formalhaut de Piscis Australis. Zacharias Born-mann, Astra. Bratislava, 1596.

Colección Aleteo de Mercurio 7.
Mitos del Cielo Estrellado.
Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2020.



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