viernes, 21 de octubre de 2022

Mitos del cielo de otoño

1. Piscis Australis

Según Eratóstenes, este asterismo representa a un gran pez que remonta el chorro de agua que mana de Acuario. También se dice que al principio vivía en una laguna cerca de la antigua ciudad de Bámbice (la actual Manbij) en la que se veneraba a la diosa siria Atargatis –análoga a la griega Dérceto, hija de Afrodita–, diosa con forma de pez y con cabeza, brazos y pechos de mujer. Cierta noche la diosa cayó al agua de la laguna y este pez la salvó. Se cuenta además que los dos peces de la constelación de Piscis son nietos del gran pez austral.

Manilio explica que se trata del Pez Notio, el cual se llama así porque sale por la parte del viento Noto –también llamado Austro y Ábrego, o sea el viento del sur–, y que

junto a él fluyen los ríos sinuosos de estrellas dando enormes vueltas: Acuario junta sus aguas con las fuentes del otro río [el Eridano] uniéndose en el centro y mezclando sus estrellas.


Higino observa que el pez parece recibir con su boca el agua procedente de Acuario y que se cree que una vez salvó a Isis cuando ésta se encontraba en peligro, siendo la diosa quien colocó en su imagen y la de sus hijos en el cielo como agradecimiento. El autor añade que éste sería el motivo por el que “muchos sirios no comen peces y rinden culto a sus estatuas doradas, como si de dioses penates se trataran”.

Pisicis Australis, o Austrinus, está compuesta por estrellas débiles con la excepción de la blanca Formalhaut (de magnitud 1), situada sobre la boca del pez –eso es precisamente lo que significa su nombre de origen árabe–. Es la estrella más brillante del cielo de otoño y ha sido, tradicionalmente, una de las más importantes para la navegación. A nuestra latitud se la ve baja sobre el horizonte. Explica Cornelius que la condición de Formalhaut como estrella más brillante al sur de la eclíptica hizo que en la antigua cultura mesopotámica formase parte de las cuatro Estrellas Reales u “observadores celestiales”: Régulo de Leo, Aldebarán de Tauro, Antares de Escorpio y Formalhaut de Piscis Australis –vinculada por su mito a Acuario–. Estas cuatro estrellas y las constelaciones zodiacales con las que se relacionan (Leo, Tauro, Escorpio y Acuario) son los extremos de una cruz que divide a la bóveda celeste en cuatro cuadrantes. Además, cada uno de los signos zodiacales homónimos se vincula con un elemento de la alquimia (Leo con el fuego, Tauro con la tierra, Acuario con el aire y Escorpio con el agua).


Imágenes:
1. Piscis Australis. Johannes Regiomontanus, Kalendarius teütsch Maister Joannis Küngspergers. Augsburgo, 1512.
2. Pisicis Australis. Globo celeste de Gerardo Mercator. Lovaina, 1551.

Colección Aleteo de Mercurio 7.
Mitos del Cielo Estrellado.
Marc García.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2020.



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