martes, 5 de julio de 2022

A Jano

En la quietud del solsticio eres invocado,
oh Jano, en el único y dilatado instante
en que se hace audible el llamado
que del Sí mismo brota
rompiendo el silencio con un humilde llanto.

Acepta mi ofrenda y ábrase tu corazón, la puerta,
la que mira de frente, la que mira a los ojos,
la que todo lo abarca y en eterno presente
transmuta mi pensamiento.

En el crujir de una rama o el murmullo del agua,
en el suave aleteo o el crepitar del fuego,
me reconozco y me entrego porque no hay mañana.
Tu mensaje está en el éter y se hacen eco los bardos
que la Eternidad cantan más allá de las palabras
para que la puerta se abra
y la visión trascienda lo que la vista engaña.

Nada queda pendiente
cuando en tu seno me acoges, oh Bifronte
entre pasado y futuro,
ardiendo en tu ara toda sombra de vanidad.

No es hoy sino siempre:
allá donde me detenga y a lo inaudible preste oído
y erguido como tu herma cierre los ojos y vea
el camino que me indicas
sin más señas que el silencio.


Colección Aleteo de Mercurio 6.
Himnos del Agartha.
Textos del Ateneo del Agartha.
Ilustraciones de Ana Contreras.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2019.



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