miércoles, 20 de abril de 2022

El teatro actual

2. Ritos y ceremonias sagradas

Entre la documentación recopilada en el libro Tres Teatro Tres (1), encontramos información precisa acerca de un grupo de teatro con intereses iniciáticos y por eso mismo metafísicos. En un mensaje con fecha del tres de enero de dos mil diez dirigido a los miembros de la compañía, el director explica que “el teatro y la actuación en general, basada en el espectáculo constante en que se vive, puede hacer salir del sueño tomando conciencia de ello, optando por el camino del despertar que a veces es negación, ejemplo: no soy esto, no soy aquello, ni eso, ni él, ella, o lo que tales consideran la realidad” (2).

Además, los miembros de esta entidad encriptada, al igual que encriptado es aquello mismo que representa, combinan la escenificación ritual con otras disciplinas. El objetivo “es obtener la atención concentrada, la reminiscencia y recuerdo de uno mismo, y el conocimiento de los secretos cosmogónicos, de cara a abordar la metafísica y la contemplación efectuando determinadas prácticas y ejercicios, como el estudio y la meditación, e igualmente el cultivo de ciertas potencias anímicas en relación con las imágenes visuales y mentales que se producen en nosotros y que actúan como despertadores de conciencia” (3). De este modo, cada quien dispone de las herramientas necesarias con las que ir afinando gradualmente su actuación en el Gran Teatro del Mundo, "produciéndose cada vez por medio de transmutaciones, muertes y nacimientos, una concepción totalmente nueva del Universo que se expresará en todos los ámbitos de la vida de un modo permanentemente nuevo y de una forma que algunos podrían tildar de Teúrgica” (4).

“Las armas estratégicas son la fe y la paciencia en los momentos en que por muy distintos motivos éstas son imprescindibles” (5). “Y todo esto casi sin que el propio actor se entere de que está siendo así, trabajando no para un supuesto espectador sino fundamentalmente para sí mismo” (6).

En la realización de la Obra Teúrgica hay cierta teatralidad, se trate o no de ceremonias propiamente dichas. Esto es efectivamente lógico si se considera que el adepto es sacado totalmente de su condicionamiento puesto que sus valorizaciones son ya otras, al punto que la programación que le servía hasta el momento no es válida para diferentes espacios mentales y distintos tiempos internos. Esto produce una contradicción, un drama (o comedia), en la psiqué del chaman (actor), un auténtico psicodrama que incluye a veces extraños comportamientos o actitudes inhabituales, no sólo para los demás, sino para el mismo mago (intérprete), inmovilizado de asombro. En el entrenamiento del arte de percibir la teatralidad constante de la vida se presiente y comienza a recorrer una superestructura que la comprende a ésta, la cual, sin embargo, no es distinta de ella, aunque constituye un espacio otro (7).

Entre el repertorio de obras representadas por esta tropa teatral adscrita a la Tradición Hermética, se encuentra Noche de Brujas, auto sacramental en dos actos escenificado en el solsticio de verano. En palabras del personaje introductor a este vuelo: “un aquelarre auténtico donde la magia y la teúrgia se dan la mano para fecundar nuestro mundo” (8). O sea, un rito como los que se celebraban en la Edad Media y Renacimiento, cuya estructura remite a cultos y prácticas mágicas que tienen lugar en el viejo continente desde muy antiguo, referentes a la fecundación de la Gran Madre Tierra por parte de las energías uránicas, manifestadas a través de los ritmos y ciclos cósmicos. Se trata entonces de las nupcias entre el Cielo y la Tierra, lo que tanto el Diablo, ejecutor permanente de órdenes divinas, como las brujas que lo invocan, se encargan de representar con total efectividad y desasimiento.


Todo consiste en dejarse llevar por la Magia de la actuación y el discurso, lo que no es poca cosa “dada la índole esotérica del mismo y su difícil comprensión, puesto que no hay las pausas suficientes para analizarlo lógicamente, lo cual, por otra parte, es lo que se trata de romper” (9). Así lo explica el autor y director de la obra, Federico González Frías, en otro mensaje a los integrantes de la compañía, donde también puntualiza el modo en que son efectivas estas prácticas:

El nuestro es un teatro de actores y para actores así como el rito es fundamentalmente para aquellos que lo ejercitan y sólo secundariamente intervienen en él los que lo observan de lejos, y sólo en la medida en que se abandonan y lo siguen es válida esa participación (10).

Notas:
1. Federico González Frías. Tres teatro tres. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2011.
2. Ibíd.
3. Federico González y col. Introducción a la Ciencia Sagrada. “La labor cotidiana”. Ed. Symbolos, Guatemala, 2003.
4. Federico González Frías. Tres teatro tres, ibíd.
5. Ibíd.
6. Ibíd.
7. Federico González. Simbolismo y Arte. “Arte Teúrgica. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2004.
8. Federico González. Noche de Brujas, auto sacramental en dos actos. Ed. Symbolos, Barcelona, 2007
9. Federico González Frías. Tres teatro tres, ibíd.
10. Ibíd.

Imagen:
Representación de Noche de Brujas, 2008.

Colección Aleteo de Mercurio 8.
Teatro Sagrado. El juego mágico de la Memoria o el arte de percibir la teatralidad de la vida.
Carlos Alcolea.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2021.



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