lunes, 5 de febrero de 2024

3. La fertilidad, los nacimientos, muertes y renacimientos

Todas las diosas son facetas de la diosa, energía complementaria a la del dios, pareja arquetípica con la que se expresa la polarización de la Unidad, del Principio del cosmos, al que no se dará el nombre de “Dios” dado los equívocos a que se ve sometida hoy en día esta palabra.

La diosa simboliza al principio femenino del Universo. La suya es una energía pasiva, receptiva y a la vez restrictiva. Es la substancia indiferenciada que al ser fecundada gestará y dará vida a todos los seres de la manifestación, y a ella le corresponde instaurar los límites imprescindibles para que todo sea. La fecundidad y la generosidad la caracterizan, y también el rigor, la destrucción y la muerte.

Todo lo manifestado está sometido a la ley cíclica —una ley universal— que se expresa por un nacimiento, crecimiento, madurez, senectud y muerte, la cual se abre inexorablemente a un nuevo ciclo. En esta rueda de la vida, a la energía femenina le corresponde la función matricial: ser un receptáculo que acoge las semillas y les da cobijo, las nutre y desarrolla y una vez completado su desarrollo, las alumbra a un nuevo estado. Da la vida pero también la muerte, pues ya se sabe que todo lo que nace, muere. La diosa es pues virgen, esposa y madre; hija y nodriza; comadrona y portadora de la guadaña. Todo simultáneamente, tal su función cósmica.


La pura potencialidad femenina no daría ningún fruto de no ser fecundada por el principio masculino; a su vez, la semilla activa no se desarrollaría sin un receptáculo que la recibiera. He aquí la simbólica de la cópula sagrada, de la unión del dios y de la diosa que operada a los distintos niveles de la manifestación engendrará las innumerables producciones cósmicas.


Afrodita, Venus o Ishtar son distintos nombres de la diosa del amor. Core, Perséfone o Proserpina simbolizan la virginidad. Artemisa-Diana e Ilitía, siendo también doncellas, presiden paradójicamente los partos y los nacimientos. Gea, Cibeles, Tlazoltéotl, Caguana, Hathor, etc. son representantes de la fertilidad y la fructificación, así como también Deméter-Ceres e Isis, que además simbolizan al arquetipo de la madre. Deidades que reúnen todas las cualidades de lo femenino y que bajo un disfraz u otro acentúan alguna de sus facetas, aunque en realidad se sintetizan en un único arquetipo.

(continuará)

Imágenes:
1. La diosa Nut (cielo) cubriendo al dios Geb (tierra), papiro egipcio.
2. Cópula alquímica, Rosarium philosophorum, s. XVI. Stadtbibliothek, Vadiana, St. Gallen.

Colección Aleteo de Mercurio 2.
Las diosas se revelan.
Mireia Valls,
con la colaboración de Lucrecia Herrera.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2017.



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