viernes, 5 de enero de 2024

1. Las diosas se revelan

Dioses y diosas tejen y destejen permanentemente la trama y la urdimbre del cosmos significativo; sus energías se trenzan a cada instante, y lo sabemos porque hemos experimentado esta realidad en nuestra conciencia. El cuaderno, empero, está dedicado especialmente a las diosas porque siempre nos ha interesado ahondar en la simbólica de la corriente femenina del Universo y en la ubicación de la mujer respecto del conocimiento de su auténtica identidad, que en última instancia es la misma que la del varón, pues uno y único es el Principio que se polariza en macho y hembra, y uno solo el destino al que aboca la constante conjugación de los aparentes opuestos.

Permitámonos esta irrupción de las diosas, su revelación y estemos atentos a sus gestos, enseñanzas y atributos que señalan los hitos del viaje iniciático, guiándolo y nombrando sus etapas; también nos advierten de los peligros, las trampas, traiciones o deserciones, y siempre, siempre, cantan el orden de la cosmogonía e indican, a veces veladamente, las puertas de pasaje de un estado a otro de la conciencia hasta la culminación de la realización espiritual, que es la plena vivencia de los misterios de la vida, la muerte y la regeneración.


Os invito, pues, a despertar y sumergiros en otra cualidad del tiempo, más allá del cronológico y del cíclico, y a vivir el eterno presente, el ahora, a través de la contemplación de la Belleza y Armonía que destila cada mito y las vivencias de sus protagonistas, aunque a veces no podamos evadir el embate de la rebelión de esas mismas entidades (las diosas se rebelan y también revelan) que nos dejan tirados en la cuneta y, por fortuna, desmoronan la estulticia e ignorancia, dándonos la oportunidad de volver a comenzar y reconocer que ellas son los estados superiores del ser humano (1).

Nota:
1. Presentación. Mireia Valls, Barcelona, abril, 2017.

Imagen:
Giovanni Santi, La Musa Erato. Galería Corsini, Florencia.

Colección Aleteo de Mercurio 2.
Las diosas se revelan.
Mireia Valls,
con la colaboración de Lucrecia Herrera.
Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2017.



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